El gran gesto de Nasser Al-Attiyah en el Dakar

Alexander Pesci seguramente debió pellizcarse para comprobar que no estaba soñando cuando escuchó estas palabras de Nasser Al-Attiyah en el campamento.

Pesci, el patrón de los relojes Rebellion, había hecho preparar dos buggies para este Dakar, uno para él y otro para Romain Dumas, el preparador del coche. Iba a ser su tercera participación en la prueba, pero en el shakedown, sin que hayan trascendido los motivos, el coche ardió por completo.

El ofrecimiento de Nasser era real, pese a lo histórico del vehículo. Es el único Toyota que ha ganando el Dakar, un coche que es mítico, una joya de museo, pieza codiciada de colección.

Regalo de Papá Noel tardío o de Reyes adelantado, ¡qué más da! Pesci aceptó el ofrecimiento de Nassar, pero puso el coche en manos de Romain Dumas y él pilotará el buggy, quizás por tenerlo más por la mano.

Posiblemente con el Toyota no sea ya coche ganador. No tiene los últimos detalles que concede el reglamento –ruedas grandes, suspensiones de mayor recorrido– pero es un coche para optar a un Top 10 sin duda.

Pesci inicialmente declinó. Había que decorarlo, ponerlo a punto y estaba el problema de los recambios. Pero el viernes a las 6 de la mañana, el Toyota estaba en la carpa de Rebellion y los mecánicos estaban alrededor de él poniéndolo a punto. Al-Attiyah dijo que el coche estaba a punto, que lo había traído por si las moscas. Se trabaja contrarreloj, pero así es el Dakar.

No es la primera vez que hace un gesto de este tipo. En el pasado apoyó a Albert Llovera y en otras ocasiones ha prestado ayuda a otros pilotos, de forma discreta.

En este sentido, Nasser conserva el espíritu dakariano de África, donde los contendientes necesitaban ayudarse los unos a los otros para sobrevivir y superar la aventura.