Juan Manuel Fangio, un Clase S y el fichaje de Walter Röhrl por Mercedes... que no acabó bien

La historia en cuestión se desarrolló en el año 1980. Por aquel entonces, Walter Röhrl, enrolado en las filas de Fiat, iba camino de conseguir su primer título de pilotos en el Campeonato del Mundo de Rallies junto a Christian Geistdörfer. Su dominio con el 131 Abarth fue absoluto en los dos primeros rallies que corrió, que fueron el Monte-Carlo y Portugal, y más adelante cosecharía otras dos victorias, en Argentina y Sanremo. Una temporada llena de éxitos que llevaría a Fiat a lograr el título de marcas también.

Los éxitos de la mano de la marca italiana trajeron consigo algunos roces con Cesare Fiorio… y no sólo eso, sino que el propio Walter se planteó muy seriamente su retirada tras amarrar aquel año su primera victoria en el Monte-Carlo, ya que éste era su gran objetivo y no se veía peleando durante una temporada completa por el Mundial. No obstante, entre su mánager –el gran Domingos Piedade– y Christian Geistdörfer lograron convencer al piloto alemán y continuaron la temporada hasta conseguir los títulos.

Walter Röhrl era un diamante en bruto, y en aquella época Mercedes quería apostar fuerte por el WRC. En 1979 ya habían conseguido un podio en el Safari y una victoria en el Bandama, en Costa de Marfil, con Hannu Mikkola a los mandos de un 450 SLC; pero su implicación más seria llegó en 1980, con hasta cinco participaciones y una declaración de intenciones de nuevo en el Bandama, donde desembarcaron con cinco unidades del 500 SLC con motor V8 de 5.0 litros y lograron un doblete –Björn Waldegård ganó y Jorge Recalde fue segundo– para dar por concluida la temporada.

El plan de Mercedes pasaba por continuar con el 500 SLC durante un par de temporadas más, mientras desarrollaban entre bambalinas el 190E con el que intentarían arrasar en el Mundial para celebrar el centésimo aniversario de la marca –en 1883 fue fundada la compañía Benz & Co. Rheinische Gasmotoren-Fabrik en Mannheim–. Los planes en torno al vehículo estaban avanzados, pero faltaba apuntalar el ‘dream team’ de pilotos para intentar dar la campanada. Pronto las miradas apuntaron hacia Walter Röhrl.

ARGENTINA, CLAVE

El primer acercamiento entre Röhrl y Mercedes llegó justo antes del Rally de Argentina… y allí tuvo mucho que ver Juan Manuel Fangio. El pentacampeón del mundo de Fórmula 1 hacía las labores de presidente de Mercedes-Benz Argentina desde abril de 1974, y fue él mismo quien invitó a Walter Röhrl y Christian Geistdörfer a una cena en Buenos Aires en la que estarían presentes no sólo ellos tres, sino también el jefe de Mercedes –Erich Waxenberger– y los pilotos Hannu Mikkola y Björn Waldegård junto a sus respectivos copilotos.

Pero no sólo recibieron la invitación de la leyenda argentina, sino que el mismísimo Juan Manuel Fangio se presentó en el hotel donde se alojaban Röhrl y Geistdörfer con un Mercedes Clase S de la época para recogerlos y llevarlos al restaurante donde iban a cenar –una churrasquería tradicional situada en el centro de Buenos Aires que, por cierto, estaba ‘hasta la bandera’ aquella noche–. No había mejor ‘taxista’ de lujo, sin duda.

Lo que vendría a posteriori sería, probablemente, aún más impactante: cuando Röhrl y Geistdörfer entraron en el restaurante, detrás de Fangio, en su camino hacia la mesa –en la que estaban ya los integrantes de Mercedes– pudieron ver cómo todos los comensales se levantaron y empezaron a aplaudir al ídolo local. Walter y Christian ‘flipaban’ ante tal situación. Después de la cena, fue Waxenberger quien los llevó de vuelta al hotel… y antes de llegar les hizo la propuesta de correr para Mercedes a partir de 1981.

En un principio, Geistdörfer se mostró un poco dubitativo y Röhrl, aunque lo vio con buenos ojos, prefirió centrarse en su temporada con Fiat. Sin embargo, Waxenberger decidió no tirar la toalla y un mes después, en agosto, les hizo una propuesta formal a largo plazo: para el piloto serían cinco años de contrato y después un puesto en algún departamento de la compañía; para el copiloto empezarían con un contrato de tres años. En noviembre aceptaron la propuesta.

Y ahora se preguntarán, sobre todo los más curiosos que hayan buscado algo sobre Röhrl y Geistdörfer, ¿por qué nunca llegaron a correr un rally con Mercedes? Pues, básicamente, porque la marca de la estrella decidió abandonar el programa del WRC en diciembre de 1980 tras un accidente en un test que se convirtió en un escándalo en Alemania y dio ‘alas’ a algunos directivos de la marca que no querían ver los rallies ni en pintura. Otro día contaremos esa interesante historia.