Maranello, tenemos un problema

Sólo dos pilotos pararon dos veces: Max Verstappen y Charles Leclerc. Las razones fueron opuestas. En el caso del piloto de Red Bull, una elección táctica para mantener un ritmo superior. En el de Leclerc, sus gomas estaban muertas, problema que también tuvo Carlos Sainz, pero Carlos estaba en zona de puntos y decidieron cruzar los dedos para ver si el destino se apiadaba porque parar era acabar fuera de los puntos.

¿Tema de presiones? ¿Dañó la sobrepresión exigida por Pirelli la competitividad de los Ferrari? Mattia Binotto no lo descartó, pero la causa es más profunda que eso y no será fácil darle una solución, en parte porque hay cosas que no pueden cambiar ya este año, una vez gastados los tokens y en parte porque todo el empeño está puesto en 2022.

Parece que hay un cierto desequilibrio entre suspensiones y aerodinámica, sobre todo delante. Un problema de base que no permite que las gomas funcionen de forma adecuada o satisfactoria durante mucho tiempo.

La ventana de trabajo de las Pirelli en los Ferrari es muy pequeña y si en clasificación Sainz y Leclerc los llevan muy rápido a la temperatura adecuada y consiguen giros de clasificación importantes, en la carrera el ritmo baja. Vuelta a vuelta las gomas se calientan y sobrepasan pronto la temperatura idónea de funcionamiento, así que el desgaste de las mismas se vuelve galopante.

Repasemos, por encima, unos detalles. La adherencia de las gomas al suelo depende del coeficiente de rozamiento entre la goma y la superficie y de la fuerza vertical –peso más carga aerodinámica– que se ejerce. El coeficiente de rozamiento no es fijo: depende de la superficies en contacto, de las características de la goma, del granulado del asfalto, de si tiene más o menos goma depositada, etc.

En el caso de las gomas, depende mucho de la temperatura, la ambiental, la del asfalto… y la originada por el rozamiento… o la generada por los frenos, que podría llegar a través de las llantas. ¿Hay algoritmo que pueda representar este galimatías? Porque entra en juego asimismo la geometría de suspensión y la superficie del trazado: las curvas rápidas y largas castigan las gomas.

Un detalle que es quizás clave para explicar este fin de semana. Las tandas largas del viernes fueron buenas, no revelaron problemas. Hay una ventana de temperaturas en las que el equilibrio adherencia/duración es aceptable… pero si se está fuera de esta ventaja, no hay suficiente adherencia o bien la degradación es galopante.

El domingo la temperatura era más fresca, la lluvia nocturna había 'lavado' la pista limpiándola de la capa de goma; la adherencia era menor. Está claro que todos sufrieron el problema, pero Ferrari de forma mayor: la estrechez de la ventana de funcionamiento tiene la culpa. Con la temperaura más baja, la adherencia fue menor; el deslizamiento, mayor… y el graining hizo su aparición.

Ello explicaría que Ferrari califique más o menos bien y que en un par de carreras, no han tenido ese problema. Pero en Paul Ricard Sainz se lamentó de los neumáticos medios ya en la vuelta 8, pero aguantó. A Leclerc le llamaron para cambiarlos en la vuelta 14, pero los duros apenas duraron ocho o nueve vueltas a buen rendimiento y al final debió hacer una segunda entrada.

Binotto admite que el problema no será nada fácil de erradicar. Lo sufren sobre todo las gomas delanteras. Es más, dio una pista, no es un problema de configuración, "sino que quizás deberíamos cambiar las llantas, pero el reglamento lo impide".

Es como si la búsqueda de más carga aerodinámica les hubiera llevado a exagerar la extracción de aire caliente de los frenos a través de las llantas, con perniciosos efectos sobre la temperatura de las gomas.

Así que Carlos Sainz y Charles Leclerc ya lo saben: sufrirán y mucho en las carreras veraniegas. Lo que les podrán ofrecer desde Maranello es sólo un paliativo. La 'cura' a este fenómeno, para 2022. Da la impresión de que tienen una solución… que no pueden aplicar porque no lo permite el reglamento.