La clave del Bugatti Bolide no es su potencia, sino su peso

Pero lo que más me ha interesado de este coche no son ni sus líneas ni su motor. Tampoco sus posibles prestaciones. Lo que más me impresiona es su peso, que se queda en 1.240 kilos 'en seco' –unos 1.380 en orden de marcha–, lo que ofrece una relación peso/potencia de 0,69 kilos por cada caballo.

Como decía aquel anuncio de agua mineral, lo importante no es la edad –la potencia en este caso– sino los kilos.

Una relación peso-potencia de 0,69 deja en ridículo a la misma Fórmula 1. Si convenimos que los V6 Turbo actuales rinden 1.000 caballos y sabemos que el peso mínimo del coche es de 743 kilos, obtenemos una relación de 0,74 kilos por caballo. Cierto es que, en la Fórmula 1, el peso incluye al piloto y todos los líquidos del motor salvo la gasolina. Si le añadimos unos 100 kilos al Bugatti por estos conceptos, acabamos con la misma cifra, 0,74.

Me parece un resultado excepcional, sobre todo teniendo en cuenta el peso del motor, digno de un tanque.  Desde mi punto de vista, el primer Bugatti que cumple con los requisitos que el gran Ettore hubiera deseado. Los anteriores, con sus dos toneladas de peso –kilo arriba, kilo abajo– me parecían un inútil monumento a la soberbia, por más que su ingeniería fuera excepcional.

Bugatti Bolide

El Bugatti Bolide es el coche que Ferdinand Piëch hubiera querido cuando le compró la marca a Romano Artoli para darle el impulso actual. En verano de 2019 escribí sobre una comida que compartí con el mismo Piëch, en la que el gran ingeniero –padre del 908, del 917 o del Audi Quattro– me dijo que su mejor coche era el Bergspyder, el biplaza de montaña de Porsche, “porque pesaba sólo 350 kilos”.

Son 700 kg. menos, un tercio de peso menos, que los Bugatti Chiron comercializados. Va en la línea que el gran Colin Chapman imponía a sus Lotus: “no me importa la potencia del motor, pero el coche ha de ser ligero”. Ligereza es igual a maniobrabilidad, a velocidad de paso por curva elevada, a capacidad de frenada.

Un detalle interesante. En un determinado momento de los inicios de las competiciones se impuso la fórmula 750: los coches no podían pesar más –sí, han leído bien– de 750 kilos.

Fue una forma de poner coto a los motores muy pesados y potentes que se estaban comenzando a emplear, en una época donde la velocidad punta mandaba porque la velocidad de paso por curva era limitada ya que la adherencia de las gomas era precaria, las suspensiones no ayudan como ahora y sobre todo la 'downforce' se debía exclusivamente al peso del vehículo. Los 'hacedores de reglamentos' pensaron que imponiendo este peso máximo nadie podría recurrir a motores grandes, muy potentes y más costosos.

Para lograr esta fantástica reducción de peso los ingenieros de Bugatti han desarrollado un nuevo monocasco en fibra de carbono, construido alrededor del eje de transmisión –recordemos que es tracción a las 4 ruedas–. La parte delantera es una pieza integral también de fibra de carbono de alta resistencia, así como la parte de fondo de la carrocería, realizada de forma que contribuya a la elevada 'downforce' que precisa.

La clave ha sido la elección de las fibras de carbono de resistencia a la tracción máxima, la disposición de las mismas e incluso el empleo de aceros de alta resistencia –inox aeronáutico– donde ha sido necesario. Dicen sus creadores que sólo la industria aeroespacial consigue cifras de rigidez similares.

Pero esto no ha sido todo. Se ha recurrido a la impresión 3D para muchas piezas, lo que ha permitido usar materiales muy ligeros. Y algunos elementos, como la tornillería y otros elementos de sujeción están realizados en titanio.

No sé si el motor ha sufrido asimismo una cura de adelgazamiento. El W16 de serie en el Chiron pesar casi 435 kilos., así que el resto del coche pesa apenas 800 kilos.