Indígenas, DJ, Star Wars... Fiesta grande de Red Bull en Silverstone

Y ya que se ponen pues lo hacen a lo grande, como todo lo que luce el logotipo de la bebida energética. Ayer tuvo lugar la celebración y no, no se han conformado con una simple cena en un lugar tranquilo, sino que alquilaron nada menos que parte de las instalaciones del pit lane de Silverstone. Allí se congregaron cerca de 1.600 trabajadores del equipo británico, y fue una fiesta en la que no faltó absolutamente de nada. Vean, vean.

#10SeasonsRacing. Bajo ese lema que escogieron para conmemorar sus diez temporadas en la Fórmula 1 echaron el cierre al 2014 con la vista puesta en un 2015 más ilusionante. Lo primero que tocaba era coger el micrófono. No para cantar, eso llegaría después, sino para dar los pertinentes discursos. Horner, Newey, Ricciardo y hasta Kvyat fueron los oradores. Especiales fueron las palabras del joven ruso en su estreno como piloto Red Bull.

Daniil tuvo una acogida tan entusiasta que nada más poner un pie en su nuevo equipo ya le han buscado un apodo, y bien merecido. Dudan entre dos: 'Panda' o 'El Mapache'. ¿Raro? Quizás, pero después de esto lo entenderán. Kvyat estuvo el pasado viernes en la Gala de la FIA que se celebró en Doha para recoger su premio al mejor rookie del año y acudió al evento, en plena noche, con unas llamativas gafas de sol. Un look que le ha condenado al sarcasmo.

Una vez despachados los discursos, tocaba comer y disfrutar del tinglado que montaron en pleno corazón del legendario trazado británico. Dividieron las dependencias en diferentes zonas que recordaban algunos de los hitos que han conseguido durante su trayectoria en el Mundial, y todo aderezado con una actuaciones musicales en vivo a cargo del grupo Soul II Soul, de la cantante Jess Glynne y de DJ Erok.

En el recorrido por la historia se podía visitar el toro mecánico de Austin (donde consiguieron el pit stop más rápido de 1.9 segundos); jugar a la PS4, disfrazarse de luchador de sumo o comer sushi en el GP de Japón que han ganado cuatro veces; hincharse a fideos chinos en el GP de China (su primera victoria); deleitarse con bailes indígenas y picarse al limbo en Interlagos (otros cuatro triunfos); o divertirse en Mónaco con una parodia de Star Wars.

Como leen, no hubo lugar para el aburrimiento. Pero, después de pasarlo bien, para clausurar la jornada tocaba ponerse serios. Horner volvió a tomar la palabra para motivar a los suyos de cara a la próxima temporada. Les estimuló para crear de nuevo un monoplaza ganador que les devolviera a la lucha por el título y a rellenar esa vitrina de logros que unos malnacidos les dejaron medio vacía. Les han tocado el orgullo y quieren reivindicarse.