Los superdeportivos de la Madre Rusia

Rusia es un país bien conocido por muchos motivos y sí, la automoción es uno de ellos. Moskvitch fue una de las primeras marcas en aparecer, fundada en 1929, y a principios de los años 40 empezó a fabricar el primer vehículo soviético de gran serie, denominado KIM-10. La firma se mantuvo a flote a base de vehículos cotidianos para todo el público hasta que quebró en el año 2002.

Otra de las marcas oriundas de Rusia y más reconocidas a nivel mundial es AvtoVAZ, más conocida en otros lugares del mundo como Lada, y cuyo Niva 4x4 es sin duda su modelo más exitoso. La marca no solo está operativa –ahora bajo el auspicio del grupo Renault-Nissan–, sino que tiene también tiene presencia en nuestro país, donde se vende un actualizado Niva en tres versiones distintas.

Mencionar por último lugar al conocido Trabant, que no fue enteramente una creación rusa sino de la Alemania del Este. Considerado por muchos países como un territorio ocupado militarmente por los soviéticos, éstos también deseaban tener su propio coche del pueblo, al igual que sus vecinos de la Alemania del Oeste que contaban con el 'Escarabajo'.

No obstante, y a pesar de que estas marcas también han contado con modelos más deportivos e incluso de competición, los automóviles rusos se caracterizan por estar construidos para ser robustos, fiables y baratos más que para otorgar emocionantes sensaciones de conducción. No es desconocido tampoco el hecho de que el 'exceso automotriz' ruso esta más orientado hacia enormes todoterreno y a lujosas y pesadas limusinas que a auténticos deportivos prestacionales.

Pero en todos los lugares existe esa excepción que confirma la regla ya que, aunque escasos, sí que ha habido varios fabricantes que decidieron destacar y dedicarse al diseño de auténticos deportivos que despertasen las sensaciones de quien los condujera.

• Melkus RS1000 y RS2000

Al igual que Trabant, Melkus fue una firma que se fundó en 1959 para el desarrollo de vehículos de competición en la Alemania del este. Su primer modelo de calle fue el RS1000 de 1969, un deportivo caracterizado por contar con puertas tipo 'ala de gaviota' y que montaba piezas mecánicas de otros modelos del país, como un motor de origen Wartburg de dos tiempos y tres cilindros con apenas un litro de cilindrada y 68 caballos que le permitía rozar los 175 kilómetros/hora. Más adelante, al motor se le incrementó la cilindrada hasta los 1.2 litros. En total se habían fabricado 101 unidades del apodado 'Ferrari del este' cuando la empresa se declaró en bancarrota en 1986.

No obstante, el hijo del fundador, reflotó la empresa en 2006 y en 2009 presentó en el Salón de Frankfurt a su sucesor, el RS2000, un vehículo con una filosofía muy Lotus. Se vendió en tres variantes diferentes, cuyo tope era la GTS, que contaba en la carrocería con materiales ligeros como el aluminio o fibra de carbono. El conjunto no arrojaba en la báscula más de una tonelada. Para su mecánica se eligió un motor del Grupo Volkswagen de 2.0 litros turboalimentado con 300 caballos, aunque en la versión GTS ésta se incrementaba hasta los 350 caballos. Los planes de la firma pasaban por fabricar no más de 25 ejemplares al año a partir de un precio de 148.000 euros de base. Finalmente, los fantasmas del pasado volvieron, y Melkus tuvo que volver a echar el cierre en 2012.

• Cardi Curara

Cardi es un estudio de diseño ruso, al estilo de lo que siempre han sido firmas como Pininfarina o Bertone. Normalmente siempre se ha dedicado a realizar ejemplares estáticos y concept cars pero en 1998 creó un deportivo de calle al que denominó Curara, posiblemente en referencia a ciertos venenos de alta toxicidad que en América del Sur se untan a las flechas. No era un superdeportivo como tal, pero sí un roadster exótico y de altas prestaciones, inédito hasta ese momento en el país.

Fue presentado en el Salón del automóvil de París de aquel año e iba equipado con el motor V12 del BMW 750i de la época, con 325 caballos de potencia y transmisión automática de cuatro velocidades que propulsaba las ruedas traseras. Internamente contaba con un chasis tubular y una carrocería fabricada en fibra de vidrio, a lo que se sumaba una suspensión con amortiguadores de dureza variable.

Denotar que exteriormente se parece mucho al BMW Z8, pero éste modelo no vio la luz hasta dos años después que el Curara. Y como gran curiosidad, decir que el modelo fue adquirido por un comprador español en el propio Salón de París por 160.000 dólares –al cambio actual, unos 228.000 euros–.

• Marussia B1 y B2

Seguramente éstos sean los más conocidos para la mayoría. La empresa Marussia Motors fue fundada en el año 2007 por el multimillonario Nikolai Fomenko, aunque no presentó su primer coche funcional hasta el año 2009, con el B1, el cual se convirtió en el primer superdeportivo de alto rendimiento diseñado dentro de fronteras rusas. Éste contaba con un motor V6 de origen Cosworth capaz de desarrollar 360 o 420 caballos a elección del comprador, montado en posición central-trasera y cuya potencia se derivaba a las ruedas traseras. Su concepción no se tomó a la ligera, pues presentaba una estructura semi-monocasco de aluminio y la producción estaba pensada para limitarse a 2.999 unidades a un precio entre los 120.000 y los 185.000 euros.

Poco tiempo después se presenta su sucesor, convenientemente denominado B2. Compartía prácticamente la totalidad de componentes, pues donde realmente se diferenciaba del anterior era en el plano estético, mucho más agresivo y que jugaba con el contraste del color negro en distintos elementos expuestos. El único motor en opción era el más potente, de 420 caballos y con el que se estimaba una velocidad punta de 310 kilómetros/hora. En 2012 llegan a un acuerdo con Valmet, una empresa finlandesa, para llevar la producción del B2 a su planta. Para el fin de su comercialización en 2014, se habían fabricado 500 ejemplares.

La firma tuvo presencia también en el mundial de Fórmula 1 cuando a finales de 2011 compra parte del equipo Virgin Racing. Su nombre estuvo presente en la parrilla hasta la temporada 2015. En lo que respecta a la división de calle, en 2014 entró en graves apuros económicos debido a la falta de ganancias comerciales. Así, varios ejemplares terminados pero sin vender o simplemente semiterminados quedaron abandonados en las dependencias de la extinta firma, y nada se ha vuelto a saber de ella desde entonces.