El paso al lado de Newey

La Fórmula 1 parece que se niega a admitir que 'el escultor del viento' pueda batirse en retirada. Se resiste a quedarse huérfana del más genial de sus ingenieros actuales y uno de los mejores de todos los tiempos.

Pero es así. Ni se jubila, ni lo echan. Adrian da un paso al lado -eso que está tan de moda decir ahora en política- por decisión propia. No para ceder el liderazgo a jóvenes promesas sino para su propia tranquilidad.

En el fondo, aunque el anuncio nos ha cogido a todos por sorpresa, no es algo que sea nuevo ni siquiera inesperado. Newey venía advirtiéndolo desde hace tiempo. Incluso hace un par de años dio un cierto paso atrás al pasar a un rol de consejero/supervisor en lugar de director técnico. Un tiempo empleado en el proyecto del espectacular hypercar Aston Martin Valkyrie. Y ya antes, de tanto en tanto, se tomaba un respiro y faltaba a alguna carrera para participar en eventos de clásicos, presenciar las 24 horas de Le Mans o estar con su hijo en su incipiente carrera de piloto.

Un semi-retiro activo del que retornó cuando Red Bull comenzó a perder competitividad frente a la hegemónica Mercedes, aunque sólo fuera por un tema de motor. Pero ni siquiera él puede hacer que el chasis y aerodinámica compensen las diferencias marcadas por los propulsores. 

A sus niveles de evolución y desarrollo continuo, de imaginar conceptos nuevos, la tarea es ya de por sí estresante. Y el desafío que ello conlleva deja de ser estimulante cuando las reglas encorsetan y limitan cada vez más la capacidad creativa.

Newey no es el primero en elegir este camino, el de pasar a un segundo plano, el hacer que la Fórmula 1 sea su segundo objetivo. Para él, el desafío que le gustaría afrontar es el de un trimarán para las carreras naúticas en solitario o un barco de la Copa América… porque el hypercar ya lo ha construido.

Es lo mismo que le sucedió a Gordon Murray, otro de los grandes ingenieros del deporte -para mí, mejor que Newey, pero bueno eso es una simple opinión- que dejó sus obligaciones en McLaren para diseñar el mítico F1 GT y el McLaren Mercedes SLR, coche del que abominaba porque en su fuero interno un 'trasto' de casi 2 toneladas no es un deportivo. Murray se estableció por su cuenta y a través de Gordon Murray Design ha trabajado en otros muchos proyectos interesantes, desde microcoches a deportivos, pero alejado de la trepidante presión de las carreras.

Una presión que también sintió Ross Brawn cuando decidió tomarse un año sabático en Ferrari para recargar pilas. Y que en dos ocasiones se tomó Rory Byrne, que formaba tándem técnico con Brawn, cuando dejó Benetton… aunque se dejó tentar por Ferrari, Schumacher y el propio Brawn para firmar los Ferrari que dominaron el Mundial durante seis años. Y que tras un nuevo lapsus sabático, sigue en Ferrari, pero en segundo plano, como consultor y supervisor.

Mike Gascoyne dejó Renault, para estar en Toyota para entrar en Skyper, Force India, Caterham…. y dejar la Fórmula 1 por la náutica, diseñando barcos pero también participando. Y ahora tiene MGI, consultora tecnológica para automovilismo, aviación o náutica.

Ninguno de ellos puede renunciar a lo suyo: son ingenieros, es decir tienen ingenio. Para ellos cada problema es un desafío a solucionar y sólo abandonan la competición para aceptar otros desafíos en los que el tiempo ya no es algo de lo que no se dispone sino algo tangible.

Sólo unos pocos eligen el parón total para disfrutar de sus aficiones. Patrick Head lo hizo: dejó Williams, vendió sus acciones y oficialmente se dedica a pescar. Su sueño de siempre, construir un velero y dar la vuelta al mundo, le pilla ya un poco mayor.

Todos ellos saben lo que es el estrés. De hecho ese nivel se les queda corto. La gran presión a la que estaban sometidos lo supera, llega a ‘escuatro’.