Victorias | 1 |
Poles | 1 |
V.R. | 1 |
Puntos | 494 |
Historia de Toro Rosso en la F1
El equipo Alpha Tauri es el filial de Red Bull Racing, el lugar donde militan y se forman los talentos emergentes antes de dar el salto a la élite. Cuatro nombres han seguido con éxito este camino: Sebastian Vettel, Daniel Ricciardo, Daniil Kvyat y Max Verstappen.
Los cimientos de la entidad reposan sobre la base de la extinta Minardi, que corrió en la categoría reina entre 1985 y 2005. Red Bull compró el equipo en 2005 y lo renombró a Toro Rosso, la traducción al italiano del nombre de la compañía.
Con Franz Tost al frente del proyecto, la entidad de Faenza se caracteriza por competir con un presupuesto siempre ajustado, pero hacer un uso inteligente de sus escasos recursos. Su victoria en Italia 2008 permanece como el hito más destacado en su palmarés.
Varias generaciones de pilotos Red Bull han desfilado por sus filas a lo largo de los años. Vitantonio Liuzzi y Scott Speed fueron los primeros. Sebastian Vettel y Sébastien Bourdais llegaron más tarde. Jaime Alguersuari y Sébastien Buemi irrumpieron a finales de década, sucedidos por Daniel Ricciardo y Max Verstappen, y más recientemente Carlos Sainz y Max Verstappen. Brendon Hartley y Pierre Gasly son sus últimos prospectos.
2018
El equipo Toro Rosso se convirtió en un laboratorio de pruebas para Red Bull, y así dio cabida al motor Honda en la temporada en la que el fabricante japonés perdió su lucrativo acuerdo con McLaren.
Toro Rosso fue el terreno fértil que Honda necesitaba para desarrollar su unidad de potencia lejos de la presión de los medios de comunicación, con vistas a un eventual salto a la élite de la mano de Red Bull Racing.
La fiabilidad no fue perfecta, pero la progresión fue constante. Los nipones aseguraron que, al terminar el calendario, el motor Honda ya era más potente que el de Renault. Red Bull se decantó entonces por él.
Pierre Gasly y Brendon Hartley configuraron la dupla de Faenza, aunque su actuación fue más bien gris. El francés cubrió mínimos y el neozelandés sufrió horrores para mantenerse a la altura de las exigencias de la categoría reina. Al final de la temporada, la salida de Daniel Ricciardo a Renault propició una vacante y Red Bull llamó a Gasly. Hartley salió por la puerta de atrás.
2017
Temporada agridulce para la Scuderia Toro Rosso, cuyo objetivo de terminar en la quinta posición el Mundial de Constructores se demostró imposible ante la falta de resultados de Daniil Kvyat y sus frecuentes problemas de fiabilidad en la segunda mitad del calendario.
Carlos Sainz mantuvo al equipo en solitario, en el que fue su mejor arranque de Mundial hasta la fecha. Puntuó en ocho de las doce primeras carreras y sólo quedó fuera del Top 10 cuando se vio obligado a abandonar. Firmó actuaciones memorables en España y Hungría -séptimo- y también en Mónaco -sexto-. En Singapur, firmó una épica cuarta posición en su última prueba con la Scuderia.
Ante la marcha de Carlos Sainz a Renault Sport y la falta de resultados de Daniil Kvyat, la formación renovó su alineación. Reclutó al francés Pierre Gasly y al neozelandés Brendon Hartley.
Carlos Sainz dejó el equipo en el marco de las negociaciones multilaterales con Honda. Renault accedió a rescindir el contrato que la vinculaba a Toro Rosso a cambio de que el equipo hiciera lo mismo con el español, que se unió a sus filas.
2016
Toro Rosso tuvo un año más complicado de lo que parece a pesar de sus resultados. El equipo de Faenza terminó en el séptimo lugar en el Campeonato de Constructores con 63 puntos. Sin embargo, el momento más marcado del equipo fue el Gran Premio de España, cuando Red Bull decidió ascender a Max Verstappen a cambio de Daniil Kvyat. El piloto holandés sumó 13 puntos en las primeras cuatro carreras mientras que Kvyat solo pudo sumar 4 puntos en el resto del año. El mejor resultado del ruso en Toro Rosso fue la novena posición en Singapur, que le sirvió para ganarse la renovación.
En cambio, en el otro lado del garaje, fue la consolidación de una de las mayores promesas del paddock: Carlos Sainz. A pesar del 'golpe' de ver cómo su compañero Verstappen era ascendido en el GP de España, el piloto madrileño fue capaz de sumar 46 puntos en una temporada en que el equipo no pudo desarrollar el motor porque era del año anterior. Aún así, Carlos fue capaz de lograr tres sextas posiciones como su mejor resultado en F1. Y el mérito crece cuando dos de esas seis posiciones fueron en los últimos cuatro Grandes Premios.
2015
Toro Rosso volvió a demostrar que en la Fórmula 1 moderna no es necesario contar con pilotos veteranos y experimentados para ofrecer un buen espectáculo. Max Verstappen y Carlos Sainz, de 17 y 20 años respectivamente, conformaron la alineación más joven de toda la parrilla pero eso no fue impedimento para que ofrecieran destellos de calidad en todas las carreras. Verstappen rompió un buen puñado de récords de precocidad: debutante más joven (¡primer menor de edad) y piloto más joven en puntuar (pulverizó por dos años el récord anterior). Se quedó a las puertas del podio en Hungría y Estados Unidos, donde terminó cuarto, y brindó adelantamientos de película que dieron la razón a aquellos que veían en él a un campeón del mundo en potencia. Para el recuerdo quedó su maniobra por el exterior de Blanchimont (Bélgica) ante Felipe Nasr. Por su parte, Carlos Sainz ofreció una imagen muy sólida y serena a lo largo del calendario, pero la fiabilidad jugó en su contra y le impidió emular los resultados de su compañero.
2014
Al ser la cantera de una escudería mayor, las opciones de Toro Rosso siempre se resienten. Es un equipo en el que su máximo objetivo siempre es pelear por las últimas plazas del top ten, y eso es precisamente lo que intentaron el año pasado, aunque no con mucho éxito. Sus visitas a las diez primeras posiciones solo les otorgaron treinta puntos que les valieron para ganar un puesto en el Mundial aunque con tres tantos menos que en 2013.
Únicamente superó a aquellos equipos que estaban ahogados por los problemas: Lotus, Marussia, Sauber y Caterham. Si en Red Bull no tardaron en superar los graves fallos de la unidad de potencia de Renault, los de Faenza tuvieron que lidiar con ellos durante la mayor parte de la temporada. Hasta ocho abandonos sufrieron Vergne y Kvyat a lo largo de todo el año, compartiendo catástrofes en dos grandes premios, los más nefastos, en Austria y Mónaco.
La mayoría de las miradas que acaparaba Toro Rosso iban destinadas al joven debutante ruso, quien empezó el año prometiendo tras puntuar en su primera carrera en Australia, pero que luego dejó una sensación más bien agria, con un rendimiento mediocre a la altura del STR9. La mejor actuación del año estuvo en manos de su compañero francés, con un sexto en Singapur. Un logró que no le valió para tener su asiento la siguiente temporada.
2013
2013 no fue un año más para Toro Rosso, ni tampoco para sus pilotos. Este fue el año en que Mark Webber anunció su retirada de la Fórmula 1, lo que puso tanto a Daniel Ricciardo como a Jean-Éric Vergne en alerta. Por fin, el volante por el que habían estado luchando estaba disponible. ¿Quién lo conseguiría?
Lo cierto es que el rendimiento del dúo no fue el deseado, aunque la inferioridad de su mecánica contribuyó en gran parte a ello. Pero cuando llegó la hora de la verdad, Ricciardo reaccionó y Vergne falló. De hecho, llegó a encadenar una racha de más de 10 carreras consecutivas fuera de los puntos, aunque se anotó el mejor resultado del Mundial para la factoría de Faenza: un octavo puesto en el Gilles Villeneuve de Montreal.
Las carencias del STR8 fueron más que evidentes, como también lo fueron las de sus antecesores, pero eso no impidió que el equipo se hiciera con el octavo puesto en el Mundial, por delante de una Williams perdida en el abismo más oscuro de su historia y de Marussia y Caterham, los dos equipos más modestos de la parrilla.
2012
Con Alguersuari y Buemi fuera de juego, 2012 era el año en el que una nueva hornada de talento joven aterrizaba en Toro Rosso. Daniel Ricciardo, procedente de Australia, y Jean-Éric Vergne, de Francia, fueron la apuesta de Helmut Marko en su infatigable búsqueda del sustituto perfecto de Mark Webber, cuya carrera profesional se acercaba año a año a su fin.
El coche diseñado en Faenza, el STR7, no estuvo a la altura de las expectativas. Alejado de los puntos en 12 de las 20 carreras del calendario, los italianos sufrieron una sequía de puntos de seis meses que los condenó en el Campeonato y los evocó, de nuevo, a superar únicamente a los tres equipos más nuevos del panorama internacional.
Éste también fue un curso de cambios para el área técnica del equipo, con la marcha inesperada y fugaz de su director, el italiano Giorgio Ascanelli, y el posterior fichaje de su homólogo en Sauber, James Key.
Pese a los discretos resultados cosechados, a nadie pasó por alto que Vergne superó en prestaciones a Ricciardo a pesar de disponer de 11 Grandes Premios menos de experiencia que él. Finalizado el curso, Mateschitz y Marko brindaron la renovación a sus pupilos.
2011
Superadas las sombras del pasado, Toro Rosso volvió a respirar en 2011 gracias a un bólido competitivo que incorporó en su diseño elementos atrevidos que sorprendieron a sus más cercanos rivales, y que probaron durante el invierno que la nueva podría ser una buena temporada para los de Faenza.
Los optimistas presagios invernales quedaron confirmados en la cita inaugural, la de Australia, donde Sébastien Buemi dejó a todo el mundo boquiabierto al finalizar en cuarta posición. Sin embargo, las carencias del STR6 se harían evidentes en los certámenes posteriores, pues el pésimo trato que brindaba a las gomas Pirelli limitó sus opciones de éxito.
Alguersuari sufrió para lidiar este problema y no se sobrepuso hasta que el deporte regresó a Europa, a Mónaco, donde por fin pudo volver a correr sin necesidad de hacer una parada en boxes más que su compañero. Aunque las aguas no estaban calmadas para el catalán, Jaime mantuvo la compostura y respondió a los críticos con cuatro resultados consecutivos en los puntos, destacando un espectacular Gran Premio de Europa que maravilló a Franz Tost y una carrera frenética en Corea, donde arrebató la séptima posición a Nico Rosberg en la última vuelta.
Finalmente, la joven pareja rompió su relación después de que Red Bull decidiera prescindir de sus servicios. Rechazados por su familia, que no les notificó su adiós hasta diciembre pese a haberles afirmado en repetidas ocasiones que estarían en la parrilla de 2012, Alguersuari abandonó la Fórmula 1 con la intención de regresar como piloto oficial, mientras que Buemi aceptó el rol de tercer piloto en Milton Keynes.
2010
Toro Rosso optó por dar continuidad a la pareja de pilotos que cerró la temporada 2009 y renovó los contratos de Jaime Alguersuari y Sébastien Buemi para 2010, año en el que la formación de Faenza se enfrentaría al complicado reto de diseñar y producir su propio chasis, pues hasta entonces había recurrido a los viejos prototipos de su hermana grande, Red Bull.
El barcelonés sumó los primeros puntos de su trayectoria deportiva en Malasia, donde terminó noveno y acumuló dos guarismos gracias al nuevo a la par que ampliado sistema de puntuación. En Montmeló, se aupó a la décima posición tras el accidente de Hamilton en la penúltima vuelta.
Pese a la evidente inferioridad de su mecánica, que terminó el Mundial sólo por delante de las tres escuderías nuevas, Lotus, Virgin e Hispania, Buemi entró en los puntos hasta en cuatro ocasiones, mientras que Alguersuari lo hizo en tres.
La confirmación de que Mark Webber continuaría un año más en Red Bull Racing propició la renovación del dueto, decidido a sacar el máximo partido de su pobre montura para captar el interés de Helmut Marko y Dietrich Mateschitz.
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