El primer deportivo eléctrico de Lotus se tambalea por razones de peso... y por una ruptura

Es cierto que Lotus cuenta en su catálogo con el Evija, un hiperdeportivo superlativo de 2.000 caballos de potencia que en 2021 se convirtió en su primer coche eléctrico. Pero el Evija es una declaración de intenciones. Un coche para unos pocos, con una producción limitada a 130 unidades y un precio de 1,5 millones de libras. A su lado, el Type 135 es un coche generalista.

El quid de la cuestión es que el Type 135 pretende ser un deportivo de toda la vida, y eso implica unas dimensiones y un peso comedidos. Y eso lo diferenciará claramente de los ya presentados Eletre y Emeya, un SUV y un Gran Turismo eléctricos que se van hasta los 5,1 metros de longitud y que se sitúan sobre los 2.500 kilos de peso.

Desde el principio, el objetivo de Lotus ha sido que el Type 135 se presente en 2025 con vistas a empezar su comercialización y las entregas en 2027. Sin embargo, los de Hethel han tenido que hacer frente a múltiples desafíos. Primero les falló el proveedor de la batería, Britishvolt, que se declaró en bancarrota. Y luego perdieron el acuerdo de colaboración con Alpine, que debía facilitar el desarrollo de la plataforma.

Ahora, el responsable de diseño de la compañía ha empezado a preparar el terreno para soltar una noticia que cada vez se perfila más probable: que se produzca un retraso en el calendario previsto. Pero el motivo público no es la pérdida de socios técnicos y el reto tecnológico que eso entraña, sino otra cuestión: el peso de las baterías.

En declaraciones a la revista Autocar, Ben Payne ha dicho que Lotus quiere volver a acercarse al Elise, pero que "ahora mismo la tecnología no te permite recrear ese producto de una forma convincente". La batería es grande y eso provoca "que ahora mismo el arquetipo es un producto más alto y más grande, porque así puedes empaquetar muy fácilmente los elementos técnicos en la silueta del vehículo".

De momento, sin embargo, en Lotus no hablan de ningún retraso. Payne asegura que es "100% posible tener el coche listo para 2027", pero que al mismo tiempo "es importante estudiar los factores del negocio" y no descuidarlos. Las baterías de estado sólido, añade, podrían ser su mayor aliado porque les permitirían reducir la masa del vehículo y acercarse a su objetivo soñado.

Pendientes de ver cómo se resolverán, sí es interesante notar la contradicción de que Lotus cite ahora el Elise –de 900 kilos en sus últimas encarnaciones– cuando todo parece indicar que el Type 135 acabará siendo un sustituto del Emira –que se va hasta los 1.400–. Y de ahí a los 1.700 kilos de un Tesla Model 3 el salto es mucho menor, a menos que Lotus prepare el terreno para anunciar un retraso esgrimiendo la situación de la tecnología como excusa.