El McLaren más loco: con motor rotativo y pensado para drifting

Mad Mike, el alías de Michael Brandon Whiddett, es el piloto profesional de drift más popular en Nueva Zelanda. También es un preparador de sus coches que trabaja sobre mecánicas Mazda rotativas, con el apoyo de Red Bull.

Y para este ‘proyecto loco’ se dirigió a Lanzante, el mejor preparador de McLaren, el que llevó el McLaren F1 a ganar las 24 Horas de Le Mans en 1995 y que ha hecho diversas versiones de los actuales deportivos de la compañía de Woking.

Mad Mike decidió que debía hacer un McLaren de drift, pero con motor rotativo. Un hypercar de más de 1.000 caballos capaz no sólo de derrapar, sino de lanzar llamas por el escape.

En realidad, no es un P1, porque el chasis de fibra de carbono previene de un 650S, reforzado por un arco de seguridad que cumple las normas FIA. Sobre el chasis, Lanzante ha montado una carrocería a caballo entre el P1 GTR y P1 LM, en la que ha contribuido el ‘carrocero de confianza’ de Mad Mike, Rocket Bunny.

La carrocería parece más larga y ancha que la original y los pasos de rueda delantero han sido ampliados porque las ruedas de drift tienen un ángulo de dirección mucho mayor. La cremallera de dirección ha sido asimismo modificada por la misma razón.

El motor biturbo de 3.8 litros habitual de McLaren ha cedido su espacio a un motor rotativo Mazda, un 20B de tres rotores construido por MadLab, la empresa de Mad Mike.

Se conservó la transmisión del McLaren, conectada al motor por una caja transfer. Los reglajes de suspensión y también sus ángulos son específicos

El sonido nada tiene que ver con lo que estamos acostumbrados, entre un silbido y un ruido ‘achatarrado’ a baja velocidad, pero que no deja dudas de que lo que se acerca tiene una fuerza, una potencia, imponente. Freno de mano hidráulico, paletas de cambio al volante, centralita electrónica y tabalier personalizados para su uso y llantas adecuadas para drift.

Proyecto loco, pero espectacular. Aunque la subida de Goodwood no era el lugar idóneo para derrapar, seguro que las cruzadas del piloto neozelandés complacieron y emocionaron al público.

¿Locura?  Es posible. Pero también corazón, emoción, pasión.