Newey llega a la edad de jubilación con más cuerda que nunca

El palmarés del diseñador más carismático de la Fórmula 1 es largo. Hasta siete pilotos diferentes han podido ganar en uno de sus coches, y sus equipos han logrado embolsarse 12 títulos de Constructores. Son más de 200 victorias en la competición, a los que hay que sumarle los incontables podios y vueltas rápidas. Quizás sea el ingeniero más importante de la historia del Gran Circo, y prueba de ello son las ofertas millonarias que le hizo Ferrari, pero que nunca llegaron a conquistarle.

Tocó el cielo con Williams, donde consiguió cinco mundiales por escuderías –1992, 1993, 1994, 1996 y 1997–, e hizo campeones a Nigel Mensel, Alain Prost, Damon Hill y Jaques Villeneuve. Pero en 1998 se marchó a McLaren, donde contribuyó a que Mika Häkkinen se alzase con el bicampeonato... y el consiguiente título de Constructores el año de su debut. Se marchó en 2005 y, al año siguiente, se asentó en Red Bull. Ahí comenzó su gran último idilio hasta la actualidad. 

Ha sido el padre de los últimos tres monoplazas que han coronado a Max Verstappen. Y, en 2023, ha estado a cargo del coche más dominante de la historia: 21 de 22 victorias en la temporada y con el neerlandés habiendo liderado más de 1000 vueltas. El RB19 no tuvo rival, y llevan varios días de ventaja en la construcción del Red Bull del año que viene, puesto que pararon las evoluciones al darse cuenta de que sería difícil que nadie llegase a su nivel. 

Y parece que el Milton Keynes está feliz. Lleva 17 años en la fábrica, y parece que no se quiere mover de allí, a pesar de que él mismo ha reconocido que "nunca se puede decir nunca". Pero todo apunta a que allí ha conseguido crear una familia. La transición en el equipo lleva tiempo fraguándose. No cabe ninguna duda de que, a los 65 años, tal vez llegue un momento en el que el propio Newey diga 'basta' para dedicarse a otros quehaceres. 

Aunque, de momento, él mismo ha reconocido que no ve cerca ese momento. Se lo ha planteado, por supuesto, pero parece que tiene cuerda para rato. Siempre pensó que dejaría la competición mucho antes, pero para él la jubilación parece estar lejos, a pesar de que muchos en su lugar habrían optado por dejar su puesto a las nuevas generaciones. Pero él, ha admitido, es "demasiado testarudo y estúpido para hacerlo" porque "me aburriría tirado en una playa".

A su juicio, todavía le queda camino por delante en la competición. Y se arrepiente de pocas cosas en su carrera, aunque una de los sucesos que más empañan su trayectoria es haber vivido de cerca el fallecimiento de Ayrton Senna, cuando ambos coincidieron en Williams. Le habría encantado poder compartir más tiempo con el brasileño: "Ojalá hubiéramos tenido una relación más larga". 

También ha admitido en alguna que otra ocasión que le habría encantado trabajar con Fernando Alonso. Y el asturiano ha dicho lo propio. Ambos sienten una amplia admiración por el otro, aunque finalmente las cosas nunca pudieron darse para que se terminasen uniendo en un equipo con probabilidades ganadoras. 

Sea como sea, el futuro de Newey parece seguir estando ligado a la Fórmula 1 y, sobre todo, a Red Bull. ¿Conseguirá celebrar los 66 años, el próximo 26 de diciembre, con un título más en el bolsillo?