El motor Renault, con un déficit de 20 a 30 caballos

Los análisis efectuados señalarían que el motor francés estaría entre 20 y 30 caballos por debajo de sus rivales, lo que dificulta los intentos del equipo de alcanzar a los que luchan por el subcampeonato de constructores.

En las dos temporadas anteriores se tomaron algunas medidas para intentar igualar los propulsores, estableciéndose el final de la temporada 2022 como ‘punto final’ para los desarrollos. Renault afirmó que ello le había permitido dar un importante salto adelante. Pero está claro que no ha sido suficiente.

El problema clave es que los motores están ‘congelados’ hasta final de la ‘legislatura’, es decir que no pueden recibir mejoras ni este año, ni para 2024 ni para 2025. Los únicos cambios admitidos son por cuestiones de fiabilidad, seguridad o de precio. Para 2026, la F1 estrenará motores nuevos, por lo que todos empezarán de cero.

Por el momento las partes implicadas guardan silencio. Pero cabe recordar que en 2007, cuando hubo congelación de motores -entonces V8- ya se habilitaron medidas ‘pro convergencia’, pero en 2009 se desestimó una situación similar. En las reglas actuales no hay mecanismo previsto porque la FIA estimó que había suficiente igualdad.

Tal como están las cosas en este momento, parece muy complicado que se pueda habilitar alguna vía para que Renault pueda resolver sus carencias. Abrir la F1 a una suerte de BoP para los motores sería desarmar uno de los grandes pilares de la categoría, la batalla tecnológica. Eso es algo que nadie desea… pese a que cada vez se está más cerca de dar este paso.