¿Será más fácil marearse en un coche autónomo? Sí, y las razones son más que evidentes

Los coches autónomos podrían ser una realidad en un futuro, aunque todavía están en fase de maduración y hay muchas leyes que impiden su regulación en el máximo nivel posible. Pero lo cierto es que hay fabricantes que siguen evolucionando en esta tecnología y a buen seguro llegarán a circular por nuestras carreteras.

Estos vehículos sin conductor plantean numerosos retos a los ingenieros y, si en nuestro reportaje sobre cómo evitar mareas en el coche dábamos algunos consejos para eliminar o disminuir los efectos de la cinetosis, ahora ponemos el siguiente tema sobre la mesa: ¿Es más fácil marearse en un coche autónomo?

Hay que tener en cuenta que entre un 25 y un 30% de la población mundial tiene problemas relacionados con mareos en los distintos medios de transporte. Y se estima que hasta un 70% lo ha experimentado o lo experimentará a lo largo de su vida.

Si tenemos en cuenta que el puesto del conductor es el menos propenso a los mareos, por el grado de atención de la persona al volante y su anticipación a los movimientos del coche, si en un coche autónomo se pierde la figura del conductor, lo más lógico será los mareos aumenten.

Por si esto fuera poco, la proliferación del coche eléctrico también puede ser responsable de un desequilibrio para aquellos acostumbrados a que la sensación de movimiento esté acompañada por el sonido del motor de combustión o por las vibraciones de su accionamiento.

No tener que conducir, también abrirá un amplio campo de posibilidades para hacer otras tareas como trabajar, leer un libro, mirar el móvil o incluso dormir, que como sabemos pueden ser motivo de mareo por la pérdida de referencia de la posición y de la velocidad que lleva el vehículo. Incluso los habitáculos permitirán girar los asientos y colocarlos en sentido contrario a la marcha, que tampoco es aconsejable para las personas más propensas a los mareos.

Los especialistas en cinetosis siguen estudiando las formas más efectivas para limitar o evitar estos mareos, que para algunos pasajeros no es otra por el momento que recurrir a medicación.

Se está probando con distintas señales visuales, táctiles y acústicas que puedan hacer más acogedor el habitáculo para los ocupantes y que les permita asumir el movimiento antes de que llegue el desagradable mareo que causa un desequilibrio del tipo que se produce en un coche. Por ejemplo, un sonido que avise de que se va a producir un movimiento más brusco, para que la persona pueda anticipar la sensación que va a sufrir. La parte psicológica, de hecho, es en un 40% responsable de la afección.

Simular la conducción tal y como la haría una persona normal, mediante el aprendizaje de una Inteligencia Artificial, también es otra de las opciones, pero lo cierto es que todavía no han dado con una solución definitiva.

Otras empresas trabajan desde hace años para intentar 'engañar' al oído, disfrazando movimientos y ruidos como el de rodadura de los neumáticos, para que no haya sensación de movimiento ni vibraciones, lo que anularía seguramente la cinetosis.