Wolff y los días previos al último trasplante de Lauda: "¡Quería ir a Pachá!"

Wolff, Lauda y otros dos amigos más organizaban unas cortas vacaciones cada año en medio del ajetreo que supone una temporada de Fórmula 1. El destino elegido en esa ocasión fue Ibiza, a donde viajaron tras el GP de Gran Bretaña del 2018 en el que Vettel le arrebató la victoria a Hamilton.

"Los cuatro habíamos decidido pasar tres días juntos una vez al año, sin nuestras familias, para divertirnos juntos. Acababa de ocurrir una tragedia: uno de nuestros amigos se había suicidado. Entonces queríamos apoyarnos mutuamente. Habíamos acordado que pasaríamos tres días después de Silverstone en el barco de Niki, que estaba cerca de Ibiza", revela Wolff en la biografía de Niki Lauda, según publica Auto Bild.

Wolff ha explicado que ya en ese momento Lauda no se encontraba demasiado bien. No obstante, disfrutó junto a sus amigos de una gran noche animada.

"Volé allí el lunes por la noche y cenamos en el yate. La tos de Niki ya no sonaba tan mal, pero aún no había desaparecido. La noche fue genial. A las dos de la mañana, Niki dijo: '¡Vamos a Pacha!'. Bebimos; fue una noche en la que nos volvimos a sentir jóvenes", relata Toto.

Sin embargo, las cosas comenzaron a empeorar. El austriaco de inmediato se dio cuenta de que algo no iba bien. Wolff cuenta cómo él mismo les pidió que le llevaran de vuelta a Austria a un hospital. Poco después, en el mes de agosto, fue sometido a un trasplante de pulmón.

"Me pareció que Niki tenía este... ¿cómo lo explico?... sexto sentido, que ya he mencionado. Parecía sospechar lo que le iba a pasar. Al día siguiente, dijo que no se sentía bien. A la mañana siguiente dijo que se encontraba realmente mal y que teníamos que ayudarlo a regresar a Viena. Los cuatro volamos de regreso con mi avión y Gernot lo llevó directamente al hospital. Nos dijeron que su función pulmonar se había reducido al diez por ciento", revela Wolff.

Tras el trasplante, su situación se complicó y comienzos del 2019 le ingresaron de nuevo en el hospital. Finalmente, perdió la vida en mayo de ese mismo año. En esos complicados momentos, su hijo Lukas estuvo junto a él y ahora reconoce que siempre supo que sería muy difícil que Lauda ganara esa batalla.

"Desde el principio hasta el final siempre estuve con él. Fue muy difícil, tuvo mala suerte con las bacterias que habían anidado en sus pulmones. Fui consciente todo el tiempo de que era muy poco probable que se recuperara de nuevo. Me necesitaba allí y estuvo bien estar con él. Creo que le ayudé mucho durante ese tiempo y significó mucho para los dos", señala Wolff para terminar.