¿Vale la pena luchar por el subcampeonato?

Un final de temporada que tiene sólo dos puntos ‘morbosos’: saber si Red Bull acabará el año ganando todas las carreras y quien saldrá ganador de la batalla por ser el ‘mejor de los otros’.

Ser subcampeón es siempre un punto, por más que se considere ‘ser el primero de los que pierden’. Pero está por ver si en la situación actual, ¿vale la pena luchar por el subcampeonato? 

Por supuesto, Lewis Hamilton, Fernando Alonso o los ‘dos Carlos’ de Ferrari responderían un ‘sí’ contundente, como también lo diría Sergio Pérez, que ellos prefieren ser segundos que terceros.

Pero no estoy seguro que Toto Wolff y Frederic Vasseur tengan esas mismas ansias. Quizás sí en Aston Martin porque el resultado justifica buena parte de sus esfuerzos. McLaren está demasiado lejos para entrar en la batalla. 

El problema no es que no deseen ser segundos, sino que temen el peaje que ello pueda suponer. Hace un lustro ni Toto ni Vasseur se hubieran planteado la disyuntiva. Ser segundos significaba más ingresos en la siguiente temporada y una suerte de premio de consolación para los seguidores.

Pero ahora las reglas han cambiado. Hay un ‘hándicap’ por resultados en forma de horas de túnel de viento y CFD, Y un tope máximo de gasto. Ni Mercedes ni Ferrari dependen de estos 10 o 20 millones que median entre ser segundo y tercero o cuarto. Por el contrario, disponer de más presupuesto para desarrollar el coche del próximo año y tener más horas de túnel de viento y más datos de CFD puede ser muy importante. Estos dos últimos factores posiblemente hayan sido claves para el espectacular inicio de temporada.

Tanto Toto como Frederic aseguran que sus equipos han identificado sus puntos débiles, donde tienen que mejorar, incluso tienen idea de el camino a seguir para hacerlo. ¿Luchar por un premio de consolación este año o intentar estar listos para plantear batalla el siguiente?

Wolff y Vasseur ya saben que la F1 se ha disparado un tiro al pie. Que estas reglas establecidas en pro de mayor igualdad competitiva han producido el efecto contrario, como si la F1 fuera alérgica a límites.

Desde que comenzó el milenio, quien ha adquirido ventaja la ha mantenido por tiempo, con mayor o menor margen. Y ahora, sin poder recurrir a la varita mágica de gastar más, de tener más ingenieros y probar más cosas en busca del Santo Grial del truco perfecto las cosas son muy complicadas.

Fijémonos en Brawn 2009, Encontró el Santo Grial del doble difusor. A media temporada tenía dinero para hacer el mínimo desarrollo del coche. Sus rivales gastaron lo indecible pero ya no pudieron invertir la situación ese año. Con las reglas actuales, no hubieran podido siquiera acercarse.

Estos días, en sus casas o lugares de descanso, seguro que los ‘ingenieros de presupuesto’ o ‘ingenieros contables’ habrán estado haciendo horas extras con sus portátiles. Saben lo que el director técnico y el jefe de aerodinámica desean. Les corresponde a ellos decidir si es factible. Y cuando las fábricas vuelvan a abrir sus puertas, deberán tener muy claro que pueden hacer con el dinero que disponen y las horas de túnel de viento concedidas. Más horas de túnel está bien…. pero también cuestan más dinero.

Por eso, quizás acabar segundos no sea el objetivo de esta segunda parte de la temporada para los que pueden ser el mejor de los otros. Eso sí, no será sencillo explicarlo a los seguidores del equipo.

El discurso puede ser muy diferente a fondo de parrilla. Difícilmente llegan al techo presupuestario. Para ellos, los diez millones de ganar posición pueden ser vitales. De nada les sirve tener más horas de túnel, si no tienen presupuesto para pagarlas.