Ferrari, en busca del segundo perdido

Lo que está claro es que el SF-23 no está a la altura de lo deseado y, lo que es peor, los datos teóricos y los prácticos muestran una discordancia entre las cifras. Antes de ponerlo en pista, en Maranello estaban seguros de que era más eficaz que el F1-75 y que podrían presentar batalla a Red Bull.

Las dos primeras carreras han sido una dura bofetada con la realidad: están más lejos de Red Bull, no tienen el ritmo del F1-75 y Aston Martin les ha pasado por encima, no son mucho mejores que Mercedes, que ya han decidido que el W14 está en lista de jubilación anticipada.

El problema básico del Ferrari actual no está en la velocidad, no en vano califica bien, sino en el ritmo de carrera, como si los nuevos Pirelli no le convinieran.

Dicho de otra forma, la degradación de las gomas es demasiado elevada. Ya lo fue en Baréin, donde Carlos se lamentó de que si tiraba, las gomas morirían de inmediato. Pero nadie se esperaba que este fenómeno se repitiese en Yeda, una pista de ‘asfalto amigo’.

Pero los datos son inapelables. El ritmo en Yeda fue peor que el del año pasado. Todo indica que la ganancia en punta, talón de Aquiles del pasado año, se ha obtenido sacrificando la carga aerodinámica. De ahí vienen los problemas con las gomas: las traseras deslizan y sólo yendo con más carga aerodinámica y sacrificando punta se neutraliza parcialmente el problema… pero el ritmo de carerra acaba siendo más lentos.

Los números son claros. A ritmo de carrera, Leclerc no podía siquiera acercarse al ritmo del pasado año. Era prácticamente un segundo más lento con las gomas duras… que son algo más blandas que las duras del pasado año. Lo es también la vuelta rápida en carrera: el 1’31”6 del pasado año se ha transformado en 1’32”8 este. Es posible que se diga que el pasado año Charles se peleaba por la victoria y este año no, pero quería alcanzar a Sainz.

Por el contrario, en clasificación los Ferrari están donde deben estar, entre los de cabeza. Y con las blandas, la diferencia de ritmo quizás no es tan brutal.

Un detalle. Comparemos los tiempos de vuelta a media carrera de Leclerc entre 2022 y 2023 y añadamos los de Max en 2023. Entre las vueltas 25 y 35 de 2022, Charles era líder, perseguido por Max. En 2023 estaba en esas vueltas estaba por detrás de Carlos Sainz, en sexta plaza, a una distancia que oscilaba entre 1”4 y 2”1, es decir, tenia aire relativamente limpio. En otras palabras, el rimo de Sainz y Leclerc era parejo.

La pérdida de ritmo es brutal, más de un segundo por vuelta, casi dos en muchos giros… mientras Max iba si no más, al menos, tan rápido que el año anterior. Es cierto, quizás ni él ni Carlos arriesgaron porque no podían ganar posiciones. Pero ello no resta validez al dato.