Cuando no tiene el ritmo, tiene la suerte

El neerlandés mostró un gran ritmo en la segunda sesión de entrenamientos libres y parecía el favorito a la victoria, sobre todo tras la sanción a Carlos Sainz, que dejó a la Scuderia Ferrari en ‘igualdad de condiciones’ ante Red Bull cuando en realidad, con los resultados de la clasificación en la mano, tenían un ‘dos contra uno’.

Pero la carrera ha sido una historia diferente. Verstappen ha arrancado muy bien y se ha ‘tirado’ a por Leclerc con una frenada tardía por el interior de la primera curva, aunque ha entrado muy ‘colado’, más allá del límite, y ambos han tenido que utilizar la escapatoria.

Con Verstappen en ‘aire limpio’, la sanción de cinco segundos habría sido poco dolorosa en cualquier otro Gran Premio, pero en este caso ha quedado claro rápidamente que Charles Leclerc, como mínimo, no se despegaría del tricampeón.

Es más, el piloto de la Scuderia Ferrari ni siquiera ha esperado a que cumpliese la sanción en el pit-stop y se ha deshecho de su rival en la vuelta 16. Y, una vez hecha la parada de Max y estando en tráfico, la carrera de Charles tenía muy buena pinta.

Pero es ahí cuando entra en escena la suerte del campeón. Leclerc ha esperado hasta la vuelta 22 para realizar su parada y ha salido del Pit-Lane en la tercera posición, sólo por detrás de Pérez y Stroll, que iban con estrategia cambiada.

Su carrera estaba bien encarrilada… ¡hasta que ha salido el coche de seguridad a mitad de carrera! Para ‘colmo’ del monegasco, éste ha sido provocado por un toque entre Max Verstappen y George Russell.

Este coche de seguridad ha dado ‘alas’ a los Red Bull, que han vuelto a parar y han salido del Pit-Lane con neumáticos más ‘frescos’. Y eso, obviamente, se ha notado mucho en el final de la carrera.

Es cierto que Verstappen ha tenido que ‘remontar’ desde la quinta posición tras la segunda parada, pero en la vuelta 37 ya estaba de nuevo en el liderato de la carrera. La diferencia de neumáticos era evidente.

Como era de esperar, en el final de la carrera no ha habido ‘sorpresas’ para Max y ha conseguido su 53ª victoria en la F1, con la que ha igualado a Sebastian Vettel.

Sin duda, se trata de una victoria merecida, pues ha cruzado la línea de meta en la primera posición, pero no está de más recordar que hoy el ‘Dios de las carreras’ le ha sonreído con un coche de seguridad en el momento adecuado.

El caso es que no nos ‘libramos’ de escuchar el himno neerlandés. Cuando no hay ritmo para ganar, tiene la suerte. Al menos, el Gran Premio de Las Vegas ha ofrecido un buen espectáculo.