Llamemos a la tía Prudencia… que no sale tan caro

Estaba ahí, aunque nadie lo podía ver. Se movía en la sombras y se camuflaba a la perfección entre los colores grises y blancos de la compañía que lo ha devuelto a la vida. El matrimonio Alonso-McLaren era un hecho no dicho, una fotografía no revelada, un secreto que nunca llegó a ser secreto. Y ya llegó la confirmación oficial, el asturiano regresará a Woking, y como el turrón, la vuelta a casa será por Navidad.

Y como en los viejos tiempos, la ilusión también hará su aparición en los hogares españoles durante las fiestas más rojas del año. Fiestas en las que en diciembre de 2009 descubrimos que Papá Noel realmente vestía de color bermellón, y que el calcetín en el que deja sus regalos tiene la talla exacta de La Bota.

Fiestas en las que, por desgracia, las cartas que miles de niños enviaron no llegaron al poder del hombre que, una vez al año, recorre el mundo montado en caballo en vez de reno. La culpa de este extravío recae sobre sus fieles enanitos, especialmente dos: Domenicali y Montezemolo, que han tenido que abandonar el taller de Santa Claus en busca de un lugar donde las exigencias sean menores. Y en este punto se mezclan los caminos de los tránsfugas con el de un integrante más de la fábrica: Fernando Alonso, el nano más trabajador de Papá Noel y cuyas manos han producido durante cinco años miles de juguetes que, a causa del descontrol de la casa de Santa, han perdido el norte y no han llegado a su destino.

La terrible frustración de Alonso le ha hecha abandonar –no sin pena– el taller en busca de un lugar en el que sus habilidades se vean mejor aprovechadas. Y, tras mucho andar y buscar, se ha topado con un grupo de hombres venidos desde oriente. Estos tres reyes, conocidos como Dennis, Prodromou y Arai, prometen al asturiano 'leche' y 'galletas' cuando lleguen al final del camino, y éste, hambriento desde hace cinco años, ha decidido aceptar.

Sin embargo, no es plata todo lo que reluce, aunque reluzca; y muchas veces, los Reyes Magos nos han entregado en forma de regalo las mayores desilusiones de nuestra vida, algo que Alonso ya conoce de primera mano.

Tras años de travesía por el desierto, el oasis parece ahora más cerca que nunca, pero muchas veces los oasis no son más que reflejos, jugadas de una mente desesperada por encontrar algo positivo tras años y años de espera, y eso es lo que está pasando con todos. El hecho de que Alonso vaya a vestir de blanco en 2015 no es un sinónimo automático de que vaya a ganar el campeonato. Y digo blanco como puedo decir cualquier otro color del espectro. Cuando cae la última bandera de cuadros, sólo un hombre es el elegido para levantar el trofeo de campeón, y con Hamilton, Rosberg y Mercedes en el frente, es más que precipitado decir que Alonso conseguirá su tercer mundial en el próximo año.

Para llegar primero, primero tienes que llegar; y no por llegar más veces el primero, el primero serás en levantar la copa, ya que la fiabilidad es casi tan importante como la velocidad en los monoplazas de hoy en día. Tener el coche más rápido es como tener más de la mitad de las series de lotería, pero muchas veces el Gordo cae en los lugares más inesperados.

De momento, ni siquiera sabemos con qué números va a jugar McLaren y Honda, aunque algún gurú aventurado ya haya predicho que acaba en siete, y una vez que el bombo empieza a rodar no puedes pararlo para comprar un boleto.

Desde luego que el proyecto de Honda pinta bien, muy bien. Los nipones han estado más de un año fuera de las pistas aprendiendo de lo que veían para construir el propulsor definitivo. McLaren se ha rearmado después de dos años perdido en la clasificación y, según apuntan todas las fuentes, las balas de plata estarán en disposición de seguir a la estrella que, no se confundan, no está en Belén, sino en Brackley.

La historia es la misma de siempre, parecida a ese villancico conocido por todos que se repite tanto que al final acaba cansando, aunque nunca se prescinde de él por ser una canción alegre, una canción de esperanza que llena los corazones de ilusiones renovadas año tras año. Sin embargo, si se analizan bien, muchas veces dicen cosas que no tienen sentido, como que "en el portal de Belén hay estrellas, sol y luna". O que en 2005, el coche más rápido no fue Campeón del Mundo. Y, por cierto, se trataba de un McLaren.

En fechas tan señaladas como la Navidad, y en la que todo el mundo recuerda a sus familiares más queridos, es un buen momento para acordarnos de nuestra tía Prudencia y charlar un rato con ella. Nos dirá que nos ilusionemos, pues hay motivos más que suficientes para hacerlo; pero también que no tiremos las campanas al vuelo. Que pensemos en victorias, pero no en títulos. Que no creamos que el camino va a ser fácil, porque esto es Fórmula 1. Y que abramos el champán, pero no porque vayan a levantarse copas, sino porque en la trayectoria de Alonso y en la fábrica de Woking había una mancha que, por fin, ambos se han decidido a limpiar.

Fernando Alonso correrá para McLaren desde 2015 y tendrá un gran coche, pero, por si acaso, y como dice cada año un calvo que nada tiene que ver con este deporte: "que la suerte te acompañe".

Feliz Navidad y que Santa nos dé el regalo que todos esperamos… #ForzaJules