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GP de Canadá 2016: Hamilton, golpe directo

El británico brilló en la gestión de neumáticos tras una mala salida
Dedicó la victoria a Muhammad Ali
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José Miguel Vinuesa
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14 Jun 2016 - 19:27

La lucha por la pole position fue electrizante. La diferencia en velocidad pura entre los pilotos de Mercedes era exigua, con la ventaja cayendo del lado de Lewis Hamilton, con una vuelta de absoluta precisión teñida de decisión al atacar cada piano. Ni una corrección, sólo velocidad en plena eclosión. Pero Nico Rosberg estaba ahí, encima. Nada de grandes diferencias. Casi igual de perfecto. Y para sorpresa, la no menos impresionante vuelta de Sebastian Vettel para colocarse tercero, tan rápida que podía suponer realmente una amenaza para los Mercedes.

Y el domingo, Vettel estaba mirando la secuencia de luces. Y en uno de esos momentos de gracia, de pura inspiración de la coordinación entre manos y pies, clavó la salida. Ni un ápice de derrapaje, tan sólo tracción pura para salir disparado al liderato, mientras los pilotos de Mercedes veían un coche rojo por delante. Casi podría verse a ambos mirarse de habitáculo a habitáculo, incrédulos. Hasta que se dieron cuenta que estaban luchando entre ellos. Hamilton mantuvo el interior, y Rosberg intentó el típico movimiento en la primera curva del Gilles Villeneuve: abrir la trazada por el exterior y así aparecer en el interior de la primera curva, y ganar la posición.

La teoría es siempre perfecta, pero la realidad es otra. Si Nico se apartaba con gentileza en Mónaco, y pensaba que en Canadá Lewis le concedería un espacio mínimo, se equivocaba. Mordiente. Ambición. Agresividad controlada. La ya clásica jugada de Lewis con su compañero: abrirse un poco, no conceder espacio, y así Hamilton conservaba el segundo lugar con un pequeño golpe al otro Mercedes. Físico y moral. En ese momento, Rosberg se veía en una escapatoria, con un control precario, y con una vuelta a pista que podría haber sido una hecatombe. Vettel era líder. Hamilton era segundo. Rosberg estaba hundido en el grupo.

A partir de ahí, Lewis sólo debía concentrarse en Sebastian. En ese inesperado Ferrari que se había aferrado a la primera posición. Pero entonces entró en juego la estrategia. Vettel iba a ir a dos paradas, algo diferente a priori, pero conservador pues se limitaba a seguir lo recomendado por Pirelli. Podía funcionar, si el desgaste hubiera sido alto en el Mercedes de Hamilton. Pero no era así el domingo, con temperaturas más bajas. Así que Lewis se colocó primero tras parar el Ferrari, y desde ahí tenía que controlar su carrera. 

Los Red Bull realizaron una carrera tibia, con un nuevo error en boxes para Daniel Ricciardo. La respuesta que arroja la carrera es que los coches austríacos siguen estando en buena forma, pero a la altura de Ferrari. En según qué circuitos estarán delante, en otros detrás. La distancia, siempre escasa entre ambos. La evolución del motor Renault podrá ser decisiva en un futuro próximo. Max Verstappen incluso rodó en posiciones de podio durante una buena fase de la prueba, pero esta vez, los Red Bull no eran la máquina intimidadora de las últimas dos carreras. Curioso, porque Canadá suele ser un lugar que se les da bastante bien. 

Lewis Hamilton seguía con su plan, y realizó un periodo larguísimo con el neumático blando, con una regularidad en los tiempos matemática, manteniendo el desgaste siempre progresivo. Vettel se acercaba con ruedas más nuevas, marcando vueltas rápidas, pero nunca lo suficiente como para intimidarle en su posición, pese a aproximarse bastante. Un par de errores del de Ferrari en la última chicane, y estaba decidido.

Por entonces, era Valtteri Bottas era el que, con las maneras silenciosas de un piloto discreto pero seguro otra vez, estaba en la tercera posición. Ni Ricciardo, ni Verstappen. Era un Williams el que hacía suya esa posición con bastante comodidad, aunque muy lejos de la cabeza de carrera. Un pilotaje sin fisuras del finlandés, aguantando durante una fase a Rosberg, y un podio muy valioso y trabajado, que supone una bocanada de aire tanto para su equipo como para él mismo, muy desdibujado en los últimos tiempos. Sin duda, el motor Mercedes ayudó al equipo de Grove, y es posible que también lo haga en Bakú.

A los que el motor no ayudó ni aquí, ni es de esperar que lo haga en el rápido trazado de Azerbayán es a Mclaren. Pese a las mejoras introducidas, Jenson Button abandonó en la vuelta 11 precisamente con problemas en el turbo. Y Fernando Alonso, que firmó otra de sus ya tradicionales buenas salidas, se colocó en los puntos, pero entre la imposibilidad de defensa, y una parada en boxes desastrosa (8’3 segundos), se vio relegado a puestos fuera de los puntos, y doblado al poco de superar la mitad de carrera. Hacia el final de la carrera, incluso le llegaron los problemas, pero el equipo decidió que acabara como fuera. Si tenía que reventar, que lo hiciera, pero cabía la posibilidad de conseguir algún punto si alguien por delante tenía un problema. No pasó. Lo mejor del fin de semana, la gran vuelta de Alonso en la segunda sesión de clasificación, para meterse en la Q3. Un prodigio de arrojo y superación.

Precisamente, la clasificación fue el punto bajo de Carlos Sainz. Pero desde abajo, sólo se puede crecer. Arruinó sus posibilidades con un choque en el famoso "muro de los campeones" (en cierto modo, esperemos que un buen augurio) tratando de ir al límite. La sustitución de la caja de cambios, le supuso una penalización y salir vigésimo. Sólo quedaba crecer, avanzar, y sacar un buen resultado. Y desde tan atrás, a acabar noveno, sólo se puede decir que fue impresionante. Madurez y velocidad. Nada de errores, nada de aspavientos. El avance tranquilo e implacable del que se sabe capaz de lograr lo que se propone. Dos puntos que parecen un botín escaso, pero seguramente se trate de una de las mejores actuaciones hasta la fecha de Carlos.

Mientras tanto, Rosberg también avanzaba. Con un Mercedes siempre es más fácil. Incluso el podio estaba a su alcance, presionando a Bottas con insistencia. Pero un pinchazo lento, y la correspondiente parada en boxes, le relegó de nuevo a posiciones traseras. Volvió a remontar. Hasta que llegas a un piloto como Max Verstappen. Con un todopoderoso Mercedes, frente a un muy buen Red Bull. Adelantar con DRS, para mayor facilidad. Pan comido. Pero no. El jovencito defendiéndose con limpieza pero también dureza. Para pasarle, para arrebatarle su cuarto lugar, Rosberg tendría que hacer algo más que apretar un botón y el acelerador. Un cuerpo a cuerpo muy intenso. Por un momento, dio la impresión de que Nico se rendía, pensando con frialdad en el campeonato.

Pero a falta de dos vueltas, volvió. Y adelantó al fin a Max llegando a la chicane. Pero entonces, los frenos se bloquearon, el coche se retorció, y por suerte para él había una escapatoria. Daños hipotéticos minimizados una vez disuelto el humo de las ruedas. Tocaba recoger el orgullo malherido, y sumar esos puntos de la quinta posición. Podrían ser buenos, aunque ahora sea una derrota.

Y Lewis hacía bailar su juego de pies en memoria de Muhammad Ali. Esos pies prodigiosos combinados con unas manos magníficas. Porque Hamilton es un luchador. Recibió muchos golpes en el inicio del año, pero ya está a tono, repartiendo sus habituales golpes implacables frente a su compañero de equipo, de los que restan puntos (ahora ya está a solo nueve, cuando hace dos carreras estaba a cuarenta y tres) y minan la moral. Rosberg tiene tiempo, y sigue estando en buena forma, pero ha perdido en muy poco tiempo el control del combate. Ninguno está vencido, pero ahora Lewis es el que de nuevo domina la pelea, con otro golpe directo a un rival que empieza a dar la impresión de no saber, otra vez, por dónde le vienen.

2 comentarios
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Sakhir
15 Jun 2016 - 03:05
Ya van minimo tres claras jugadas sucias de este tipo, creo que alguien deberá ponerle limites, las dos mas grotescas en intensionalidad ha sido la de Ricciardo en Monaco y esta en Canada contra Rosberg, pero parece que el moreno Hamilton viene bien apadrinado.
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14 Jun 2016 - 23:39
Golpe directo a sacar fuera de pista a Robert, es tan guarro como mikel
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