Los tres equipos grandes proponen una F1 'a dos velocidades', con techos presupuestarios diferenciados

Hace ya más de un año, en enero de 2019, apuntamos que la aceptación de los equipos cliente era el futuro de la F1. Es la vía que quiso seguir Red Bull con Toro Rosso pero encontró oposición; la que permitió a Haas entrar en la categoría y la que Racing Point ha llevado hasta un límite que algunos rivales juzgan más allá de lo permitido.

Los tres equipos grandes de la F1 parece que son conscientes de ello. Y han presentado una documentación sobre el particular que ha obligado a la FIA a posponer la ‘video-reunión’ para hablar del ‘techo presupuestario’, prevista para ayer viernes para estudiarlo más a fondo.

Como se sabe, los equipos pactaron en su día un techo presupuestario de 175 millones de dólares que debía entrar en vigor el próximo año. Un límite que era más cosmético que real, ya que dejaba fuera del mismo diversas partidas –salario de los pilotos, de los tres directores con mayor sueldo, marketing, viajes y 15 millones para los motores–. Es cierto que los equipos grandes deberán reducir su presupuesto global, pero en una cantidad ínfima, mientras que los pequeños seguirán sin alcanzar este límite, quizás con la excepción de Renault y McLaren.

La crisis del coronavirus ha hecho que en las últimas reuniones se pactara reducir este techo a 150 millones de dólares, pero los siete equipos ‘de segunda división’ siguen opinando que es demasiado. Zak Brown ha defendido un techo de 100 millones, aunque el mismo admite que podría pactar 120-125 millones.

Los tres equipos grandes –Mercedes, Ferrari y Red Bull– sostienen que la FIA no tiene en cuenta ni el personal que deberían despedir ni sus costes de desarrollo de motores y sobre todo el de las piezas que venden a otros equipos, que se libran así de financiar el I+D de las mismas. Es por ello que proponen una F1 ‘a dos velocidades’, una doble escala de techo presupuestario en la que los equipos ‘proveedores’ tengan un margen financiero mayor que los equipos pequeños.

Recordemos que las nuevas reglas técnicas –cuya entrada en vigor ha sido retrasada de 2021 a 2022– prevén bastantes más elementos que pueden ser comunes para los equipos. Algunos de estos elementos pueden ser suministrados por otro equipo y otros pueden proceder de un proveedor común, incluso alguno podría ser estándar, tal como explicó Raúl Molina al analizar estas reglas, donde también quedaba claro que habrá una cierta limitación en los desarrollos.

Es un paso más hacia los equipos clientes, aunque no se volverá totalmente a los 70, cuando una escudería compraba el coche –ya fuera de la temporada en curso o de la temporada anterior– para competir.

El ‘meollo’ de la cuestión es que la F1 debe ofrecer un espectáculo atractivo, apasionante, pero financieramente sostenible. Sobre todo porque habrá un antes y un después del COVID-19 y Jean Todt ya ha advertido que el mundo puede perder interés por la F1. En otras palabras, que Gobiernos y promotores sean reacios a pagar como han hecho hasta ahora; que los espectadores no asuman el coste de las entradas y que los patrocinadores tampoco estén en posición de invertir las sumas actuales. En suma, que los que financian la F1 tengan otras prioridades.