Las cuatro hipótesis del calendario de Fórmula 1

La Fórmula 1 ha afrontado una parte de lo urgente: retrasar las reglas de 2021 a 2022 y parece que está a la espera de la segunda urgencia: el calendario de este año, que nadie sabe cómo se va a solucionar. Lo del calendario es a la vez urgente e importante. Si no hay carreras, no hay dinero. Esto es algo que la F1 sufrirá este año y el siguiente. Este año por el pago de los patrocinadores a los equipos, que no podrá ser el mismo, y el siguiente porque la merma de ingresos que sufrirá Liberty Media significará un descenso del dinero de los derechos comerciales que los equipos recibirán el año próximo; siempre a temporada vencida.

Y aquí entra la otra cuestión importante: cómo afrontar la reanudación de las actividades. En el mundo real las industrias se ajustan, intentan limitar las inversiones no estratégicas y centrarse en lo que la demanda les pide. ¿Será capaz la F1 de asumir esta premisa del mundo real? Añado: el fútbol y muchos otros deportes de élite deben hacerse la misma pregunta. No importan sólo las cuentas de pérdidas y ganancias. El Comité Olímpico Internacional, por ejemplo, sigue manteniendo los Juegos Olímpicos en su fecha veraniega, pese a que parece complicado que puedan disputarse. No sólo cuenta con el hecho de que quizás –posiblemente, esperemos– la pandemia ya está superada, sino con que los atletas puedan llegar preparados al evento y los espectadores puedan asistir.

Ya ayer hablé un poco de ello. El desafío no es saber cuándo se pondrá en marcha, sino cómo. El intento de celebrar 18 carreras en una temporada 'comprimida' se me antoja más un deseo que una probabilidad. A los aplazamientos ya previstos, es posible que se añadan Bakú, Canadá y Francia, por lo menos. Quizás Gran Bretaña también peligre. La posibilidad de que la temporada no pueda comenzar hasta pasado el verano, en Spa-Francorchamps a final de agosto no es desdeñable. Nos quedarían así 18 semanas para acabar el año. La hipótesis de 18 Grandes Premios se cae por su propio peso, inabordable para los equipos un campeonato de 18 pruebas en cinco meses, si suponemos que se corre en diciembre. Significaría correr cada domingo durante cuatro meses y medio. Así se abre el panorama a un campeonato con menos pruebas, reducido a la mitad. Martin Brundle ya ha dicho que "ser campeón con menos carreras no es ser menos campeón. Incluso puede ser más difícil". Porque correr menos carreras para salvar la temporada 2020 es una de las hipótesis que debe manejarse. El reglamento dice que bastan ocho carreras para que se considere un título válido, pero incluso esto puede modificarse con el acuerdo unánime de todos.

Una segunda hipótesis es que se hagan pocas pruebas… pero sean dobles, como sucede con las categorías inferiores. Todas o al menos algunas. Esto permitiría tener un campeonato de 20 carreras quizás, pero aquí entra un problema económico importante: habría el mismo número de carreras en lo que desgaste de material se refiere, pero los ingresos por derechos comerciales –no entro en el tema de los patrocinadores, que es otro mundo– serán la mitad. No parece lógico que los promotores de los Grandes Premios puedan pagar 'el doble' por tener dos carreras; posiblemente ni siquiera podrán pagar más.

Y comienza a insinuarse una tercera: una supertemporada 20-21, como hizo en su día el WEC, para hacer una transición a una temporada no coincidente con años naturales, con casi 30 carreras, para volver a la ‘normalidad’ del calendario en 2022, una idea a la que le falta todavía mucho camino.

Incluso una supertemporada podría extenderse desde agosto a febrero y comenzar de nuevo en marzo la temporada 2021 más o menos como si nada. En este sentido, es bueno recordar que el acuerdo de los equipos es que la próxima temporada se dispute con los mismos coches de éste. En otras palabras, no se tendrá que afrontar el coste de desarrollo y simulación de un coche nuevo, ni siquiera es necesaria la pretemporada. O sea, una supertemporada que no incluyera la temporada 2021… aunque ello puede significar que algunos Grandes Premios se celebraran dos veces el mismo año. ¿Qué promotor podría soportarlo? Posiblemente solo Abu Dabi y Baréin, quizás Vietnam… o Rusia si una vez es en Sochi y otra en Moscú.

Todas estas hipótesis son posibles. No me extrañaría que Ross Brawn las estuviera contemplando, aunque no lo diga. Todas tienen sus pros y contras, sus trasfondos económicos. Incluso en esta tesitura habría que preguntarse si las reglas ahora de 2022 llegarán a aplicarse algún día.

Si hay algo que la F1 debe aprender de esta crisis, es que debe reducir de forma drástica sus presupuestos, el gasto de I+D y de personal. 800 ó 1.000 personas trabajando para hacer correr de 20 a 25 veces al año dos coches es algo que posiblemente no será de recibo los próximos años, en los que se anticipa una dura reactivación económica y en el que además la industria del automóvil debe afrontar un cambio tecnológico. Y ojo, esto es válido para la F1 pero también para todo el automovilismo en general y para muchos otros deportes profesionales.