Probamos el Peugeot 3008 más barato: con etiqueta eco y una estética rompedora

Si el diseño es una de las grandes razones de compra que tienen los coches, el nuevo Peugeot 3008 tiene mucho terreno ganado. Gustará o no, eso es subjetivo, pero no se puede negar que llama, y mucho la atención. Durante los aproximadamente 150 kilómetros que lo hemos conducido durante su presentación nacional a la prensa –la de la versión híbrida, que la eléctrica se desveló antes– he podido comprobar que son muchos los cuellos que rotan a su paso. No hay mejor test que ese para saber si el equipo de diseño ha hecho bien su trabajo. Y lo ha hecho tanto por dar el salto a una carrocería coupé mucho más agradable para la vista como por un lenguaje estético que ha dado un salto respecto a la generación precedente. La parrilla del color de la carrocería degradada, las ópticas con forma de garra, la sensación de volumen que genera... son muchos los puntos a tener en cuenta.

El toque futurista del exterior se refleja también en el interior. Eso sí, hay algunas cosas que han penalizado por ello en ergonomía. Por ejemplo, los mandos de las ventanillas están situados en oblicuo y no son cómodos de manejar, mientras que el selector de marcha se integra en el salpicadero y según la posición del asiento que se utilice puede requerir incorporarse levemente para manipularlo. A cambio, eso sí, tenemos amplio espacio disponible tanto en la parte delantera como en la trasera y unos asientos muy cómodos que nos permitirán completar kilómetros sin notar el cansancio más allá de lo inevitable. Además, es interesante el material utilizado tanto en el salpicadero como en la consola central en la unidad que hemos probado, similar a una tela. Habrá que ver cómo envejece, pero estéticamente resulta un acierto.

De este toque moderno tiene gran parte de culpa la nueva superficie digital del salpicadero. Son 21 pulgadas que engloban dos pantallas, el cuadro de mandos y la destinada al multimedia, ambas con una resolución muy buena. La primera, eso sí, no se ve del todo si el asiento del conductor va situado en una posición baja y no somos de talla grande. Consecuencias el i-Cockpit sobre las que no vamos a volver porque llevamos los 12 años que lleva vigente hablando de ellas. Eso sí, esta nueva solución mejora la precedente y la molestia visual es menor. El volante, por su parte, nos deja la misma sensación que hasta ahora. Manejable, sí, pero excesivamente grueso en la zona de agarre. Por su parte, el sistema multimedia funciona correctamente sin ser el mejor del mercado, aunque como sucede con todos los que lo fían casi todo a las pantallas manejarlo en marcha –aunque sea simplemente para cambiar la temperatura– no es sencillo. Al menos están los i-Toggles, unos accesos directos ubicados bajo la pantalla que facilitan algo la vida, aunque más lo hubiesen hecho si tuviesen respuesta háptica. También, sobre la consola central, hay algunos mandos físicos que permiten controlar algunos elementos como el apagado o el encendido del climatizador.

MOTOR Y COMPORTAMIENTO DINÁMICO ES IGUAL A SUAVIDAD Y EFICACIA

El Peugeot 3008 de acceso cuenta con un motor de tres cilindros y 1.2 litros que, con el apoyo eléctrico, desarrolla una potencia de 136 caballos. Tiene capacidad para mover el coche sin emisiones durante aproximadamente un kilómetro. Además, según Peugeot, el 50% de los kilómetros en ciudad se hacen en eléctrico. Todo eso ayuda a contener el consumo hasta los 5,5 litros a los 100 kilómetros según la ficha de homologación, aunque tras nuestra prueba –han sido pocos kilómetros, con más carretera que ciudad, para tomarlo como referencia real– el ordenador de a bordo marcaba 6,4. Y esa parte eléctrica también es responsable de la suavidad con la que el coche se pone en marcha.

Esa misma característica es la que se puede aplicar al desempeño del motor en cualquier situación. Gana velocidad de una forma lineal y constante, desde luego suficiente como para afrontar cualquier reto diario. Tanto en ciudad como en carretera. En el debe tan sólo un sonido un punto más perceptible de lo ideal cuando se ganan revoluciones. No olvidemos que es un tres cilindros y la rumorosidad intrínseca de estas mecánicas siempre va a estar presente. También contribuye a ese dulce avanzar la caja de cambios de seis velocidades y doble embrague.

Respecto al comportamiento dinámico hay que apuntar que el chasis es brillante. Confortable y firme a partes iguales, un compromiso nada fácil de alcanzar. El 3008 da la sensación de sujetarse perfectamente en las curvas y de filtrar de la misma forma las irregularidades de la carretera. También nos ha gustado mucho la dirección, aunque no es noticia en Peugeot. Directa y precisa, no da la sensación en ningún momento de que la asistencia eléctrica haga de su tacto algo antinatural.

EL 3008 HÍBRIDO ES EL MÁS BARATO... PERO NO ES BARATO

El Peugeot 3008 que hemos probado es el más accesible de todos con un precio de 38.660 euros, cifra que supera los 40.000 si incluye el acabado GT como el de nuestra unidad. El híbrido enchufable, que es el siguiente en el escalafón, se va ya a 45.160. Pero aún así se queda lejos de lo que cuesta el que seguramente sea su principal rival, el Renault Arkana, también con carrocería coupé y también que supera por poco los 4,5 metros. El modelo del rombo con su motor híbrido de 145 caballos empieza a venderse desde 31.260 euros. Seguramente esta comparación es la que más daño le pueda hacer al Peugeot, pero no se puede dejar de reconocer que a cambio se adquiere un vehículo de diseño muy trabajado, que se acerca a las marcas premium y que, además, es versátil como pocos.