Rolls-Royce Dawn Black Badge: el lado oscuro de la elegancia

Según afirma el departamento de comunicación de Rolls, el Dawn Black Badge debutará en su país de origen con motivo del Goodwood Festival of Speed, el ilustre evento del motor que tendrá lugar este mismo fin de semana en las tierras del Duque de Richmond. Sin embargo y a diferencia de otras versiones especiales con el acento en el color negro, la Black Badge Edition tiene más novedades de las que esperábamos.

En primer lugar, el fabricante inglés ha mejorado el V12 turboalimentado de 6,6 litros para que otorgue hasta 600 caballos y 840 Newton metro de par, mucho más cerca de la potencia que ofrecen el Ghost y el Wraith de serie. Con esta mejora mecánica, el Rolls-Royce Dawn competiría de forma más ecuánime con el Bentley Continental GT Speed, un vehículo capaz de ofrecer 642 caballos e igualmente convertible.

La firma de automóviles de lujo también ha mejorado para la ocasión el sistema de amortiguación, el equipo de frenado, la caja de cambios, la dirección y la respuesta del acelerador. Además, ha dotado al Dawn Black Badge con una línea de escape con apertura de válvulas variable que, en esencia, le da una sensación radicalmente más deportiva y emocionante.

Por último y como no podía ser de otra manera, esta nueva edición tiene muchas mejoras visuales. Así, el nuevo Dawn consta de un artesanal trabajo de pintura que, según afirma la marca, “lleva el proceso de pulido más exhaustivo jamás usado para una tonalidad sólida. Los detalles en negro, más allá del propio color de la carrocería, llegan a elementos como las llantas o el propio Espíritu del Éxtasis sito sobre la parrilla frontal.

En este sentido, se aprecia que el techo, fabricado en tela, también se ha teñido de negro, lo cual combina a la perfección con un interior elaborado a base de cuero natural con contrastes en naranja e inserciones plateadas (aluminio) y grises (fibra de carbono). En definitiva, se trata de la expresión más intransigente del lujo a cielo abierto, en cualquier caso, por encima de los 300.000 euros que cuesta un Dawn “convencional”.