Probamos el Toyota GR Supra Jarama Racetrack Edition: especial por muchas razones

El Toyota GR Supra es ya de por sí un coche especial. Por ser un deportivo de combustión en una época de SUV eléctricos, por su historia y, si apuramos, incluso por haberse hecho famoso para el mundo en general después de su aparición en la saga Fast and Furious. Vale, el actual no es aquel, y sus detractores dirán que es en gran parte un BMW. Pero nadie puede negar que no hay nada en el mercado que se le parezca. Si acaso el Z4 con el que tantas cosas comparte, pero el enfoque de éste es diferente. Y, desde luego, es menos exclusivo. Y si de exclusividad hay que hablar, desde luego que la unidad en concreto que ha pasado por nuestras manos la eleva a la máxima expresión. Se trata del Jarama Racetrack Edition, una edición especial limitada a 90 unidades en toda Europa de las que sólo una ha acabado en España. La 1/90. La que hemos probado.

La primera gran peculiaridad que presenta el Toyota GR Supra Jarama Racetrack Edition es que cuenta con una combinación mecánica que ya no está a la venta. El motor de 3.0 litros, seis cilindros y 340 caballos con el cambio automático ZF de ocho velocidades. Actualmente el Supra más potente sólo se vende con transmisión manual. Sí, seguramente sea lo más purista que existe, pero tenemos que reconocer que la caja automática funciona muy bien. No a la altura de un PDK de Porsche, por ejemplo, pero sí ofrece cambios rápidos y precisos, especialmente si se activa el modo de conducción Sport. De hecho, el cambio de carácter entre las transiciones de marcha es lo que más se nota junto a la respuesta del motor si se elige este modo. Otros parámetros como la respuesta de la dirección o la dureza de la suspensión no varían tanto.

El motor es capaz de ponernos en dificultades si se conduce a alto ritmo. No puede ser de otra forma cuando se anuncia una aceleración de 0 a 100 en poco más de cuatro segundos y medio. Además, que sea un coche de tracción trasera hace que haya que ser especialmente dulce con el pie derecho cuando se empieza a salir de virajes cerrados en marchas cortas si la dirección aún no está todo lo recta que demanda la física. Cuando esto no sea un impedimento, la capacidad de tracción del coche es óptima. Y ojo, porque esto también hay que tenerlo en cuenta aún sin el modo deportivo desplegado, que es el ideal para darse cuenta de que este coche también es válido para el día a día –el consumo puede bajar de los 10 litros a los 100 sin mucha dificultad de esta forma–. No llega al nivel de radicalidad de, por ejemplo, un Alpine A110.

Ser un deportivo con ciertas concesiones al confort también se nota en el freno y en los apoyos. Las deceleraciones son todo lo contundentes que uno puede demandar, pero la primera parte del recorrido del pedal, la que se utiliza realmente en el día a día, no es tan firme como en un deportivo pensado sólo por y para correr. La suspensión, por su parte, es dura, claro, pero no tanto como para ser un incordio pasados los kilómetros. Incluso así el nivel de confianza que transmite aún al límite es elevado. También el de la dirección, muy BMW por lo que gira, pero con un primer toque de volante algo más civilizado.

UNA EDICIÓN ESPECIAL QUE SALTA A LA VISTA POR DETALLES

El Toyota GR Supra Jarama Racetrack Edition se distingue del modelo de serie por una serie de detalles que aportan distinción sin llamar la atención en exceso. El color de la carrocería, eso sí, es la excepción que confirma esta regla. El Azul Horizon, que así se llama, es en realidad un azul eléctrico muy intenso que hace que el coche atraiga más miradas de las que ya de por sí logra de serie. El contraste lo ponen unas llantas en negro mate de 19 pulgadas que son tan bonitas y deportivas como complicadas de mantener impolutas. Conviene dejar medio metro de seguridad con la acera cuando se aparque en línea si no se quieren disgustos. Precisamente este color hace que las pinzas de freno destaquen más. Son rojas y, en las delanteras, se puede leer claramente 'Toyota Supra'.

Para ver algo concreto que deje claro que se trata del Toyota GR Supra Jarama Racetrack Edition hay que entrar al habitáculo. Es justo delante del copiloto, en el salpicadero, donde se puede ver la inscripción 'Jarama Racetrack Edition', el número de unidad de la que se trata y, a la derecha del todo, el mapa del mítico trazado madrileño. Todo ello sobre una inserción de fibra de carbono que tiene su réplica en algunos puntos más del interior. Además se añaden unos asientos, de nuevo semi bacquet, que están forrados en Alcantara negro con costuras azules a modo de contraste. Agarran a la perfección y todo lo cómodos que es posible.

El interior del Toyota GR Supra Jarama Racetrack Edition se ha quedado algo obsoleto. Básicamente, y como sucede con todos los Supra, sigue los esquemas de diseño de la generación anterior de modelos de BMW. Eso sí, no depender tanto de pantallas y sí de botones físicos puede ser positivo para algunos conductores entre los que se incluye quien escribe estas líneas. Lo que tampoco cambia es la limitada visibilidad que ofrece el puesto del conductor, algo a lo que contribuye el largo capó del coche. Muchas veces los giros cerrados y justos de espacio que se tienen que hacer en las ciudades tienen un alto porcentaje de acto de fe.

¿CUÁNTO CUESTA EL TOYOTA GR SUPRA?

El Toyota GR Supra Jarama Racetrack Edition rozaba los 72.000 euros cuando, en 2021, se presentó. Actualmente la marca japonesa vende el coche con el motor de 2.0 litros y 258 dotado del cambio automático descrito en este artículo desde 60.800 euros, mientras que la mecánica de seis cilindros con el cambio manual de seis velocidades está a la venta a partir de 73.000 euros. Personalmente me decantaría por este último, sobre todo si se tiene en cuenta que, a pesar de ser caro, dentro de unos años seguramente vaya a convertirse en un objeto de coleccionista.