CURIOSIDAD

Los coches presidenciales de Putin y Trump: bestias acorazadas

15/05/2018 17:50

Donald Trump y Vladimir Putin, máximos representantes de Estados Unidos y Rusia, tienen la suerte de viajar en auténticos bunkers con ruedas. Sus coches presidenciales son vehículos de combate camuflados de limusina cuyo coste sobrepasa el millón y medio de euros.

Los automóviles que emplean los dirigentes de cada país son, por lo general, vehículos de alta gama, con motores especialmente potentes y mucho lujo y comodidad. Sin embargo, hay dos vehículos presidenciales en concreto que van más allá de un simple automóvil blindado. Son auténticos bunkers capaces de soportar explosiones y hasta ataques con armas químicas. Vehículos de combate camuflados de limusinas que ruedan sobre neumáticos antibalas.

Hablamos, obviamente, de los coches presidenciales de Estados Unidos y Rusia, aquellos destinados a transportar a Donald Trump y Vladimir Putin. Dignatarios de potencias mundiales que tienen a su disposición máquinas contruidas a medida y cuyo precio, siempre según rumores, pueden sobrepasar el millón y medio de euros. 

El coche presidencial de Estados Unidos siempre ha sido famoso por su espectacularidad, aunque muchos de sus datos, como la velocidad máxima o el peso, son secreto de Estado. Un suceso que pone de manifiesto la importancia que dan en el país de las barras y estrellas a la protección de su presidente, en este caso, Donald Trump.

Aun así, sí conocemos cuál es su capacidad de soportar proyectiles, que emplea neumáticos reforzados con kevlar –son antibalas– o incluso que monta cañones de gas lacrimógeno, bolsas de sangre del presidente electo para casos de emergencia y que incluso, puede resistir ataques químicos.

Para ello, el Cadillac One, el vehículo presidencial americano fabricado por General Motors, está completamente sellado. La única ventanilla que puede bajarse es la del conductor, y sólo 7,8 centímetros. Tiene su propio suministro de aire, puertas con 20 centímetros de espesor y se fabrica con aluminio, titanio, acero y hasta cerámica. Una serie de medidas que provocan un consumo disparatado: 63 litros cada 100 kilómetros.

Cadillac ha sido la responsable de los coches presidenciales desde 1993 y ya tiene casi listo la próxima generación de vehículos para el Estado, algo que le ha reportado 15,8 millones de dólares –unos 12,8 millones de euros– gracias al contrato con el Servicio Secreto estadounidense. Además, son vehículos exclusivos para el Gobierno estadounidense, sin que nadie más pueda acceder a ellos.

Todo lo contrario que ocurre con el coche presidencia de Vladimir Putin, que sí estará a disposición de clientes privados. Según apuntan, pretenden fabricar un total de 5.000 ejemplares con cuatro carrocerías diferentes. Un proyecto que recibe el nombre de 'Kortezh' –se traduce como ‘comitiva’ o ‘escolta’– y que ha dado como resultado el Aurus, un nuevo fabricante de vehículos de origen ruso con los estándares de calidad más altos que se puedan imaginar. De hecho, el nombre de Aurus proviene, como en el caso del Toyota Auris, del vocablo en latín ‘Aurum’, que significa ‘oro’, aunque para la ocasión se combina con el nombre del país.

Al igual que el coche de Trump, el coche presidencial de Rusia es de fabricación nacional, aunque para la ocasión se trata de una colaboración entre diversos fabricantes rusos. Los datos disponibles son mucho menores, pues se trata de un nuevo proyecto para recuperar una limusina presidencial nacional. Hasta el momento, Putin se ha movido en un Mercedes S600 Guard Pullman, que dejar su lugar este mismo año a un automóvil muy similar por características al Cadillac One.

El proyecto comenzó en 2013 desde el Instituto Ruso de Investigaciones Automovilísticas –NAMI– y busca, no sólo crear un vehículo presidencial, sino introducir en el mercado una nueva generación de automóviles rusos creados desde cero con la más avanzada tecnología.

Medio locales aseguran el nuevo coche estará propulsado por un motor nacional, pero otras fuentes apuntan a un V12 biturbo de 6,6 litros con al menos 860 CV desarrollado por Porsche, que figura como consultora del proyecto desde 2013.

"Al crear un grupo de distintos tipos de automóviles destinados para las primeras personas del Estado, establecemos un alto nivel de ingeniería y desarrollo tecnológico de nuestra industria automovilística. Los automóviles fabricados, excepto los destinados a altos funcionarios del Gobierno, se presentarán a la venta", declaró Denis Manturov, ministro de Industria y Comercio de Rusia. 

El diseño de esta nueva limusina rusa está inspirado, claramente, en modelos de alto lujo británicos como Rolls-Royce –que acaba de presentar su primer SUV, el Cullinan– y Bentley. Mide siete metros de largo y emplea, entre otras cosas, los que parecen ser los faros delanteros de un Chrysler 300C –Lancia Thema en Europa al final de su vida comercial– y según algunos datos publicados por el medio ruso Voditel Peterburga, el coche presidencial de Putin alcanza los 250 kilómetros/hora y completa el sprint en sólo siete segundos.

Como ocurre con el coche presidencial de Estados Unidos, muchas de las características son secreto de estado, pero el día de su presentación, que fue el mismo que la investidura de Vladímir Putin, el Aurus ruso montaba un motor V8 de 4,4 litros y 598 caballos según la publicación Newsweek. También se puede confirmar que el proyecto ha contado con una inversión de 165 millones de euros.

Junto a la limusina para Vladimir Putin, también se crearán un sedán –del que deriva el coche presidencial–, un SUV, un monovolumen y un todoterreno. Todos ellos adaptados a las condiciones climáticas rusas y nombrados como las torres del Kremlin: Senat Limousine para el coche presidencial, Senat para el sedán, Arsenal para el monovolumen y Komendant para el SUV.

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