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La Bestia, la solución definitiva para aislarte del mundo exterior

19/03/2020 15:40

No corren buenos tiempos para ser hipocondríaco. Si lo son, deben saber que existe un coche en el mundo donde seguramente el riesgo de sufrir el contagio del coronavirus es igual a cero. El único problema es que se trata del vehículo del presidente de los Estados Unidos, de modo que para acceder a él tendrán que superar algún que otro obstáculo que les pondrá en apuros legales.

Conocido como 'La Bestia', esta suerte de Cadillac es la limusina con la que el presidente Donald Trump viaja en sus desplazamientos terrestres. Le acompaña también en sus visitas a otros países, volando en aviones de carga que llegan antes que el Air Force One para garantizar que el hombre más poderoso del planeta tenga siempre al acceso el más alto nivel de seguridad.

Decimos que es un Cadillac, pero en verdad lo único que tiene de coche de serie es que su creador es General Motors. Por todo lo demás, es un tanque rodante preparado para resistir las condiciones más adversas. Nadie conoce a ciencia cierta sus especificaciones, que son tan secretas que cada coche es destruido al final de su servicio, aunque sí han trascendido algunas de sus características.

Sabemos que La Bestia pesa entre seis y nueve toneladas, que se han producido una docena a cambio de un contrato de 15,8 millones de dólares —1,3 por unidad — y que ofrece al presidente de los Estados Unidos un entorno seguro incluso en caso de ataque nuclear. Es un búnker portátil creado para ofrecerle un sitio seguro cuando se halla lejos de la Casa Blanca, a la vez que un vehículo lujoso y funcional para ejercer su trabajo.

Sus ventanas combinan cinco capas de cristal y policarbonato, y hay quien dice que son tan pesadas como las de un Boing 757. Sería una temeridad que el presidente las pudiera bajar para tomar el aire o saludar a la población, de modo que tan sólo se puede abrir la de la puerta del piloto. Y sólo 7,5 centímetros, lo justo para dar una indicación sin comprometer el interior del vehículo.

Todo esto en un chasis que combina acero, titanio y aluminio, con placas de acero a modo de refuerzo extra para resistir el impacto de bombas o la detonación de minas. Sus puertas, de más de 15 centímetros de grosor, pesan tanto como las de un Boeing 757. De hecho, cuando se cierran aíslan por completo el habitáculo para proteger al presidente de posibles ataques químicos.

El interior tiene dos espacios separados. El que ocupan el piloto y el copiloto tan sólo puede conectarse con el del presidente cuando éste decide abatir el cristal que los separa. Sólo él puede accionar ese botón. También tiene su propio botón del pánico y un sistema cerrado de oxígeno, de modo que es seguro respirar incluso durante un ataque bioquímico.

Por todo lo demás, La Bestia es un coche de película llevado a la realidad. Tiene su propio armamento, desde pistolas para que el Servicio Secreto proteja al presidente hasta otras armas escondidas en la calandra para responder con un ataque en caso de verse bajo amenaza. De hecho, incluso tiene una nevera con bolsas de sangre del mismo tipo sanguíneo que el presidente por si hay que hacer una intervención de urgencia. Una solución un tanto extrema, pero un buen lugar en el que aislarse del resto del mundo.