CURIOSIDAD

Hyperlane: el carril exclusivo para vehículos autónomos

30/06/2017 11:15

Hasta ahora, el carril BUS-VAO-ECO, mediante su normativa, es el único que discierne entre los conductores responsables con el medio ambiente y los que no lo son tanto, pero se rige por los mismos límites de velocidad que cualquier otra carretera convencional. ¿Qué pasaría si adaptamos la idea del Hyperloop de Elon Musk a estos principios con los medios de los que dispondremos en apenas 20 años?

Esto es precisamente lo que plantean algunos estudiantes de postgrado de Ingeniería Civil de la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos, de forma que el futuro del ecosistema vial no sólo sea más seguro, sino también mucho más fluido. Al fin y al cabo, el tiempo del que disponemos es nuestro principal activo y cada conductor de cualquier país desarrollado pierde casi 200 horas al año en atascos y canales de tráfico lento.

Los ganadores del concurso Infraestructure Vision 2050 Challenge han proyectado un carril exclusivo para coches eléctricos y autónomos donde, como ocurre en un carril bus, tan sólo puedan circular aquellos vehículos que no requieran la intervención humana para su manejo. Por su parte, los automóviles manuales y propulsados por motores térmicos podrían circular por las carreteras habituales. Así, se repartiría mejor el tráfico y se multiplicaría por cuatro la capacidad del carril autónomo –por no hablar de que se obtendrían muchos más ingresos por el peaje de estas infraestructuras–.

Este futurista pero factible carril se estima que podría costar a razón de 7 millones de euros por kilómetro, menos de la mitad de lo que cuesta el AVE –18 millones/kilómetro–, la única alternativa de que disponemos hoy en día en España para desplazarlos a gran velocidad por tierra. Además, dispondría de diversos sensores y transmisión de datos 5G entre los distintos coches con el objetivo de alcanzar velocidades cercanas a los 200 kilómetros por hora con apenas distancia entre ellos pero garantizando, en cualquier caso, la seguridad de sus ocupantes. Un gran ordenador se encargaría de todo.

Quedarían por realizar todavía infinidad de pruebas, adaptar la legislación vigente a este nuevo concepto de desplazamiento y mejorar la tecnología existente actualmente para que esta fabulosa representación se hiciese realidad con vistas al año 2040. Por el momento, ¿no os parece estupendo?