Fisker cae en bancarrota: los coches que había prometido y que nunca existirán

La bancarrota de Fisker era tan sólo cuestión de tiempo. No se confirmó hasta el 18 de junio, pero todo el mundo la daba por hecha desde que su socio industrial anunció a principios de mayo que había parado la producción del Fisker Ocean y que no tenían previsto volver a ponerla en marcha. Se trataba de Magna, una compañía austríaca que trabaja con gigantes como BMW o Mercedes-Benz, y a quien Fisker había subcontratado el ensamblaje de sus vehículos.

Entre finales de marzo y principios de abril, la compañía de Henrik Fisker no pudo pagar el plazo de un crédito y anunció una suspensión de la producción durante seis semanas para centrarse en recabar capital. Querían captar hasta 150 millones de dólares en bonos convertibles y dar salida a las unidades existentes del Ocean con descuentos extremadamente agresivos, a fin de ganar liquidez.

Sin embargo, nada de eso ha dado resultado y al final Fisker ha tenido que declararse en bancarrota. Y su fracaso guarda un claro paralelismo con el de su primera marca fallida, Fisker Automotive, que existió entre 2007 y 2013. Al igual que ocurrió entonces, Henrik ha conseguido recaudar financiación para poner en marcha la empresa y ha llegado a vender un modelo, pero no ha tenido el dinero suficiente para hacer frente a las revisiones y mejoras de sus vehículos. De hecho, una de las críticas más habituales sobre el Fisker Ocean era que su software estaba incompleto. La marca prometía que todo se resolvería con sucesivas actualizaciones, pero los clientes no han tenido tanta paciencia.

FISKER OCEAN: EL ÚNICO FISKER QUE LLEGÓ A VENDERSE

Fisker había anunciado planes para presentar hasta tres coches eléctricos, pero su bancarrota en junio de 2024 implica que el Ocean es el único de estos proyectos que ha llegado a ser una realidad y a estar disponible en el mercado para los clientes.

El Ocean se presentó en noviembre de 2021 y la previsión original era que las entregas comenzaran a finales de 2022, aunque al final éstas se tuvieron que retrasar casi un año por problemas de software. Y, aun así, cuando empezaron a llegar las primeras unidades los clientes se quejaron de múltiples problemas.

Este SUV se anunciaba con una autonomía de 464 o 707 kilómetros en ciclo WLTP en función del tamaño de batería escogido, y un precio de venta en España que partía de 41.900 euros con todos los descuentos aplicados.

FISKER PEAR: LA PROMESA DE UN ELÉCTRICO BARATO

En un momento en el que cada vez más marcas se conjuran para crear un coche eléctrico de 400 kilómetros de autonomía que ronde los 25.000 euros de precio, Fisker presentó su Pear como un anticipo del que tenía que ser su siguiente vehículo después del Pear.

El Fisker Pear se presentó en agosto de 2023 con la intención de convertirse en una realidad en algún momento de 2025. La marca confirmó que tendría dos tamaños de batería y que la más capaz rondaría los 500 kilómetros de autonomía. Por lo que respecta a su precio de venta, el más barato costaría 29.900 dólares en Estados Unidos, que al cambio actual son unos 27.970 euros.

FISKER RONIN: UN DEPORTIVO DE 1.000 KILÓMETROS DE AUTONOMÍA

El Fisker Ronin se presentó en agosto de 2023 en el mismo escenario donde Henrik Fisker dio a conocer el Fisker Pear. Si el Ocean representaba un modelo con vocación generalista y el Pear apuntaba a la movilidad asequible, el Ronin tenía que ser el deportivo aspiracional que sirviera de punta de lanza para toda la marca.

El Ronin presumía de 1000 caballos de potencia y 1000 kilómetros de autonomía, y de una producción limitada a tan sólo 999 unidades que aseguraría un precio de venta exclusivo, de 385.000 dólares. Su producción estaba prevista para el segundo semestre del año 2025.

FISKER ALASKA: LA PICK-UP ELÉCTRICA

Estados Unidos es el país de las camionetas y en los últimos tiempos han proliferado las pick-up completamente eléctricas, siendo el Tesla Cybertruck la más conocida de todas ellas por su diseño futurista. Fisker también quería unirse a esa fiesta con la Alaska.

El Fisker Alaska adoptaba una silueta más convencional que el Cybertruck, aunque con un diseño claramente más futurista que el del resto de actores del sector. Anunciaba autonomías de 370 y 547 kilómetros en función de la batería, así como un precio razonablemente contenido, justo por encima de los 40.000 dólares.