Daimler detiene el desarrollo de motores térmicos

La matriz de Mercedes-Benz ha presentado recientemente su última generación de sus propulsores de seis cilindros en línea, presentes tanto en los Clase E como en los Clase S, así como en sus SUV.

Pero es posible que éste sea el último tren motriz de combustión genuinamente nuevo que emerge de su factoría, porque la cabecera alemana Auto Motor und Sport reporta que no está previsto ningún avance más en este frente.

Eso no significa pues que la casa alemana renuncie a la investigación, sino todo lo contrario. De hecho, desde Daimler apuntan que el automóvil cambiará en las próximas décadas más que en todo el último siglo.

Markus Schäfer, su responsable de desarrollo, explica que ahora su foco de atención está en la electrificación. Primero con los híbridos como solución temporal, pero también con motores eléctricos y baterías más avanzadas que los actuales.

Daimler invertirá 20.000 millones de euros hasta 2030 para comprar celdas de baterías para garantizarse el suministro presente y futuro. También pondrá 1.000 millones para crear una red global de fabricación de baterías, con ocho plantas en tres continentes.

El caso de Mercedes-Benz no es único. Volkswagen ya ha anunciado que lanzará su último vehículo con motor térmico en 2026, lo que significa que su producción podría cesar entre 2035 y 2040 para anticiparse al Acuerdo de París, que aspira a un parque de vehículos libre de emisiones de dióxido de carbono para 2050.

Diversos países y territorios ya han comenzado a legislar para preparar la transición ecológica. Es el caso de las Islas Baleares, que prohibirá los Diesel en 2025 y los gasolina en 2035. California ya ha fijado como fecha límite 2040.

El Gobierno de España también se había fijado en 2040 para prohibir la matriculación de nuevos Diesel y gasolina, si bien en los últimos tiempos ha matizado que trabajará conjuntamente con la industria para tener un parque de vehículos libre de emisiones para esa fecha. La Comisión Europea ya ha dicho que ella es el ente competente para legislar sobre los Estados miembro.