Las cámaras de visión trasera, a examen en Estados Unidos

¿Qué es mejor, el retrovisor de espejo de toda la vida o las cámaras de visión trasera? La primera opción ha estado presente en los coches desde principios del siglo XX, pero ahora la proliferación de la electrónica y las nuevas tecnologías invita a reinterpretar nuestra concepción del automóvil.

Las pantallas interiores son habituales en los coches de nueva hornada, también en los de gama baja o media, aunque a menudo se asocia a un asistente del aparcamiento. Otros modelos, como el inminente Honda e, ya experimentan con su uso rutinario como sustitutivos de los espejos laterales.

¿Pero qué solución es la más segura para la conducción diaria? Ésa es la pregunta que se ha formulado la National Highway Traffic Safety Administration, un ente estadounidense que vela por la seguridad viaria. Los desplazamientos laterales son una de las situaciones más peligrosas de la conducción y quiere determinar si las nuevas tecnologías ayudan a mejorarlos.

La NHTSA quiere examinar “el comportamiento de los conductores y la maniobra de cambio de carril” en coches con retrovisores convencionales y en vehículos con cámaras de visión trasera. El objeto de la prueba serán los automóviles de particulares, antes de pasar a vehículos de mayores dimensiones.

Esta tecnología ya está aprobada en Europa y Japón, hecho que explica la existencia del Honda e o la situación del Audi e-tron, que a partir de diciembre estará disponible para el mercado europeo con cámaras en vez de espejos. En Estados Unidos, el conglomerado automovilístico ha presionado en esta dirección desde 2014, aunque todavía no ha obtenido luz verde.

En palabras de Mark Dahncke, portavoz de Audi en Estados Unidos, el debate entre el retrovisor y la cámara de visión trasera es “un ejemplo de cómo la tecnología automovilística está por delante del ritmo de la legislación”.

Otro elemento que los constructores quieren ver aprobado en un futuro próximo es la conducción autónoma real. De hecho, Tesla ya tiene previsto proveer a sus vehículos de un sistema multimedia –con YouTube y Netflix– que podrá activarse con el coche en marcha cuando éste opere sin la intervención del conductor.