Infiniti Q60 Project Black S: se quedará en la teoría

Presentado originalmente en 2017, el Project Black S sirvió durante mucho tiempo como punta de lanza de las ambiciones deportivas de Infiniti de cara al futuro. Pero muchas cosas han cambiado desde entonces. La primera de ellas es la presencia de la marca en Europa, continente del que se retiró en 2020, pero la irrupción de Alpine como referencia deportiva del Grupo Renault.

El Project Black S estaba basado en un Infiniti Q60. Entre 2018 y 2019, la marca dijo públicamente que aún no había decidido si materializaría el prototipo en un vehículo de producción. En 2021, un portavoz del fabricante ha confirmado que no se comercializará.

INFINITI PROJECT BLACK S: DISEÑO

El Infiniti Project Black S lucía soluciones aerodinámicas más propias de los circuitos, algo que quedaba especialmente patente con el alerón de grandes dimensiones presente en la zaga. Estaba terminado en fibra de carbono y, según los ingenieros responsables del proyecto, proporcionaba un nivel de carga perfecto para un vehículo homologado para el uso en carretera. De hecho, el diseño se llevó a cabo con el objetivo de ofrecer un equilibrio óptimo entre la tracción a la salida de las curvas y la estabilidad en las rectas.

Por otra parte, tenía una parrilla frontal con aires cromados que quedaba encajada entre los grupos ópticos y un paragolpes de líneas afiladas y grandes tomas de aire. De nuevo en la zaga, se apreciaba un difusor de varios planos y una doble salida de escape.

Además de todas las piezas en fibra de carbono que equipa, del interior se eliminaron los asientos traseros con el fin de ahorrar peso. Éste quedaba fijado en 1.755 kilos. Además equipaba unos discos de freno carbocerámicos perforados y ventilados de 380 milímetros delante y 360 detrás.

INFINITI PROJECT BLACK S: MOTOR

El Infiniti Project Black S escondía bajo su piel una mecánica híbrida cuya parte términa corre a cargo de un propulsor V6 biturbo de 3.0 litros que por sí solo entregaba 405 caballos. Presentaba también un sistema de recuperación de energía ERS que era el responsable de aportar un extra de potencia y par motor. En total hablábamos de 571 caballos, lo que sobre el asfalto esto se traduce en una aceleración de 0 a 100 kilómetros/hora en menos de cuatro segundos.

Además de esto, el Infiniti Project Black S incluía tres unidades MGU. La primera es una MGU-K cuya misión era aprovechar la energía cinética durante las fases de frenada. Las otras dos son sendas unidades MGU-H que se acoplaban a los turbocompresores para poder recoger la energía térmica que proviene de los gases de escape. De esta forma el propulsor era capaz de generar energía eléctrica ya fuera en fase de frenada o de aceleración.

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