El agosto del WLTP o cómo los Diesel viven su canto del cisne

La entrada en vigor del nuevo protocolo mundial armonizado para la medición de emisiones, WLTP –Worldwide Harmonized Light Vehicles Test Procedures–, ha supuesto un gran impulso a la venta de vehículos en el verano de 2018. Este cambio en el método que emplean las distintas marcas de coches para medir y homologar las emisiones y consumos de sus vehículos ha llevado a una fiebre automovilística, que se ha saldado con un incremento de las ventas del 27% respecto al mes de agosto de 2017, con 57.457 unidades matriculadas por particulares.

No es una novedad que los consumos oficiales declarados por las marcas de coches, homologados en base al 'antiguo' ciclo NEDC –Nuevo Ciclo de Conducción Europeo, en sus siglas en inglés–, distan mucho de los consumos reales que esos mismos vehículos presentan en condiciones de conducción normal. No obstante, ésta era una realidad que tanto los fabricantes como los conductores aceptaban, y de la que los medios del motor dejábamos evidencia en nuestros distintos contactos y pruebas de modelos.

Ahora, con el anuncio de un nuevo ciclo de homologación, el WLTP, que nace para representar de manera más fehaciente la realidad de consumos de las distintas motorizaciones, se estima que esta discrepancia se hará también más evidente en los niveles de emisiones. De este modo, vehículos que hasta hace unos días homologaban unas emisiones de dióxido de carbono –CO2– inferiores a 120 gramos/kilómetro, lo cual les permitía estar exentos del pago del impuesto de matriculación, saltarán de tramo y pasarán a costar un 4,75% más, como consecuencia de la mencionada tasa. De igual manera, modelos que se encontraban próximos a los siguientes estratos, los que emiten entre 120 y 160 o entre 160 y 200 gramos/kilómetro, también verán incrementado su precio en un 5%. Por último, los que emitan más de 200 gramos/ kilómetro pagarán un 14,75% sobre el precio del vehículo. Los tramos no cambian, lo que cambiará con toda probabilidad es la cantidad de gases que emitirán muchos coches con el nuevo ciclo de homologación WLTP.

Con el objetivo de mitigar este sobrecoste, marcas y concesionarios han apostado por una política de grandes descuentos para 'liquidar' el stock de vehículos que, previsiblemente, no cumplirán los nuevos estándares de emisiones o serán más caros a partir del 1 de septiembre, a lo que un buen número de conductores se ha acogido para renovar sus respectivos coches. Fruto de esta compra casi compulsiva, los grandes 'beneficiados' han sido los motores Diesel ya que, en medio de una tendencia bajista en la que cada vez son menos demandados, han visto repuntar su ventas.

Mientras tanto, las marcas se apresuran para homologar y adecuar sus gamas a la nueva norma de emisiones Euro 6c y Euro 6d, que entran en vigor este mes de septiembre y en enero de 2019 respectivamente. Así, al tiempo que debían homologar todos y cada uno de sus modelos con las distintas mecánicas y niveles de acabado de manera individualizada, se han visto obligadas a modificar algunas de sus motorizaciones e incluso sacrificar otras. Algunos grupos automotrices como PSA, que iniciaron este proceso con anterioridad ya han anunciado que todos los modelos de sus distintas marcas -Citroën, Peugeot, Opel y DS- ya están homologados en base al ciclo WLTP y cumplen la norma, pero otros consorcios como el grupo VAG ha paralizado la producción de algunos de sus modelos y promete que se adaptará a la nueva situación antes del mes de octubre.

Al margen de la 'fiesta del Diesel' vivida los últimos dos meses, y como si de un movimiento de última hora se tratase, la patronal del sector ha logrado in extremis un acuerdo con el gobierno para que la aplicación del WLTP sobre el impuesto de matriculación se produzca de manera progresiva hasta 2020. Se trata de una moratoria similar a la que se producirá en Italia y Francia, y que permitirá a las marcas contener el sobrecoste de la WLTP en un 5%, en lugar del 20% que se esperaba. Así, una medida que debía servir para reducir el número de modelos de altas emisiones en el mercado, por disuadir de su compra mediante una tributación mayor, ha propiciado que muchos de estas unidades, Diesel y gasolina, salgan a la calle de manera precipitada con el fin de evitar el mencionado sobrecoste por sus emisiones, y lograr tras ello una moratoria en su aplicación. Una jugada maestra en el verano del WLTP y el agosto de los Diesel.

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