¿Conoces todos los tipos de luces? Éstas son sus características

El mundo del motor comenzó a ''iluminarse'' nada menos que en 1905, cuando coches como los primeros Cadillac comenzaron a montar lámparas de aceite en sus frontales. Como es obvio, la iluminación era parca, y no tardaron en adoptarse faros incandescentes, cuyo haz de luz, mucho más eficaz, era generado por un filamento de wolframio al rojo vivo.

Éste fue el sistema de iluminación prioritario durante la primera mitad del Siglo XX, hasta que a finales de los años cincuenta se llevó a cabo una evolución de este sistema, las luces halógenas.

LUCES HALÓGENAS Y XENÓN

Su concepción no difiere demasiado de las incandescentes. Es más, la base es la misma, un filamento de wolframio que se calienta al rojo vivo al hacer circular una corriente a través de él. La diferencia es que este filamento se encuentra dentro de una cámara con un gas del grupo de los halógenos –flúor, bromo o yodo–. Gracias a ello, estos faros pueden emitir una luz mayor con el mismo consumo, a la par que se mitiga el desgaste del metal y se alarga la vida útil de los mismos.

No obstante, a mediados de los años 90, las marcas 'premium' comenzaron a apostar por un nuevo sistema de iluminación que prescindía de filamento metálico. En su lugar, se hace circular una corriente eléctrica de alto voltaje a través de una mezcla de gases, compuesta de xenón y mercurio vaporizado. Este compuesto se calienta tanto que alcanza un nuevo estado –plasma– y emite una luz hasta tres veces más potente y con mayor dispersión. Además, el consumo es más bajo en comparación con los halógenos, por lo por aquel entonces se convirtió en la tecnología más puntera.

Su única pega proviene inherentemente de su virtud, y es que el haz de luz que genera es tan intenso, que si no se coloca un sistema de autonivelación y otro de lavafaros –para que no se desvíe el haz de luz con la suciedad–, se corre el riesgo de deslumbrar al resto de conductores. El primer modelo en ofrecer esta tecnología fue el BMW Serie 7 de 1991 únicamente como luces de cruce, mientras que en 2001 se lanzó al mercado la tecnología bi-xenón, que permitía a los faros funcionar con este sistema tanto en cortas como en largas.

De vuelta a las halógenas, destacar que es hasta el momento la tecnología lumínica más utilizada en automoción. Pero el pasado 1 de septiembre de 2018, éstas escribieron uno de sus últimos capítulos, debido a que entró en regla una normativa europea que prohíbe la fabricación de este tipo de ópticas, aunque no así su comercialización hasta fin de existencias y su utilización. Es más, si necesitamos un recambio, hasta 2023 podremos comprar unas de repuesto. Todo ello en boga de un cambio paulatino hacia las nuevas tecnologías.

FAROS DE LEDS Y FULL–LED

Las luces de xenón no disfrutaron de una democratización como se podía esperar en un principio. Siempre han sido más caras que las halógenas, más difíciles de reparar y más complejas en su funcionamiento. Es por ello que el tren de la innovación ha acabado por alcanzarlas antes de que pueda reducirse su costo, y las luces de leds se han postulado como el presente hacia esa transición tecnológica.

Los diodos de la tecnología de leds no son más que pequeñas bombillas –por eso los fabricantes utilizan varios en serie para cada faro– que, no obstante, ofrecen un gran haz de luz sin necesidad de mucha intensidad de corriente. Ello las hace altamente eficientes y poseen una larga vida útil. Además, el color de la luz que ofrecen es, según los expertos, mucho más agradable a la vista.  No obstante, todavía cuentan con alguna lacra, como su predisposición a quedarnos sin luz, en caso de que el fabricante haya colocado los diodos en serie y sobretodo su precio, hasta cinco veces superior que un faro halógeno corriente.

Al principio solo se utilizaban para las ópticas traseras en conjunción con tecnología halógena, pero con su desarrollo se ha podido llegar a crear las ópticas 'Full–LED' que, como su nombre indica, funcionan únicamente con diodos. Debido a su sencillez y manejabilidad, también se pueden crear formas más complejas para las ópticas, algo celebrado por los diseñadores.

En cuanto a los sistemas denominados como 'Matrix–LED', se caracterizan por contar con una matriz de diodos con obturadores electrónicos que permiten iluminar y oscurecer automáticamente distintas zonas de la carretera, como el interior de una curva o la posición de un coche que se acerca de frente.

LÁSER

Sin embargo, la investigación no se detiene, y algunos fabricantes ya ven en la tecnología láser el futuro de la iluminación automotriz, y hasta la han implantado a algún modelo. Es el caso de BMW y los faros láser opcionales para el i8, que se adelantaron al Audi R8 LMX en el año 2015. Éstos son capaces de iluminar a distancias de hasta 600 metros con un consumo un 30% menor que la tecnología de leds.

Su funcionamiento es relativamente sencillo. Hace uso de un haz de luz láser –valga la redundacia– al que se dirige hacia una placa de fósforo para cambiar su tonalidad cromática a un color mas agradable al ojo. El resultado es un haz potente, de largo alcance y completamente orientado al frente.

Por contra, claramente, está el tema del precio. Cuando se ofreció el i8 con esta tecnología, era una opción que se pagaba a 11.570 euros. Afortunadamente, BMW ha podido rebajar bastante esa tarifa, y el Serie 3 actual puede equiparlos opcionalmente bajo pago de 2.278 euros.

Por último, mencionar una tecnología curiosa que han desarrollado Mercedes-Benz y Volkswagen, cada uno por su lado, en la que los faros se convierten también en proyectores. En el caso de Volkswagen, sus faros LED son capaces de proyectar formas y figuras en el asfalto con una resolución de 30.000 píxeles, para comunicarse con peatones u otros vehículos o ayudar al propio conductor a calcular el ancho de su propio coche, por ejemplo.