Llevar un Porsche del desierto al Polo Norte sin salir de Alemania: así se simulan los climas extremos en Weissach

Cualquier coche susceptible de llegar al mercado debe cumplir con unos estándares de homologación para todos y cada uno de los mercados en los que se vaya a vender. Del mismo modo, la marca debe asegurarse de que el coche sea apto para circular con seguridad en esas mismas latitudes, ya sea en la fría tundra finlandesa o en los áridos climas de los países de oriente próximo, pasando por las humedades propias de la campiña británica.

Además, las pruebas en climas límite sirven para comprobar la afectación de este a los ocupantes del coche, ya sea, por ejemplo, para ver si el sistema de climatización puede ofrecer un funcionamiento óptimo de 22 grados cuando en el exterior hay más de 40 y el tiempo de respuesta. O, si un tremendo aguacero todavía no excede la estanqueidad del habitáculo.

De ahí que los aficionados podamos ver muchas imágenes espía de coches camuflados en el círculo polar ártico, por ejemplo. No obstante, la tecnología actual disponible es tan avanzada que se pueden recrear unas condiciones tan extremas como controladas en las instalaciones centrales de aquella marca que se lo pueda permitir. Es el caso de Porsche y su Centro Climático de Weissach inaugurado en 2022.

Esta recreación no solo sirve para facilitar el trabajo a los ingenieros de la marca y evitar los costes de los desplazamientos de personal y prototipos, sino que permite emular las condiciones exactas en cada una de las pruebas y para cada uno de los prototipos que se someten a la misma, algo que en el mundo real es imposible de lograr.

CARLOR, FRÍO Y… LLUVIA EXTREMA

Horst-Uwe Kross, el ingeniero encargado del Departamento de Termodinámica que controla el Centro Climático afirma: ''En nuestro túnel podemos reproducir condiciones que van desde los -30 a los +50 grados Celsius, así como lluvias monzónicas. También podemos simular velocidades de viento de hasta 250 kilómetros/hora y una humedad relativa del 5 al 95%''.

El surgimiento de estas instalaciones no solo obedece a la mejora de las tecnologías y a facilitar los trabajos de toma de datos, sino a los nuevos retos que plantean la llegada de cada vez más coches eléctricos y la afectación por su parte de los climas extremos a las condiciones de sus baterías y circuitos de refrigeración propios. Las pruebas se centran en una serie de puntos predeterminados por los proyectistas que deben cumplir con nota para recibir la luz verde.

Por supuesto, ni la mayor tecnología exime al mejor fabricante de llevar su coche al mundo real para comprobar la tan manida expresión de ''correlación de datos'' entre los obtenidos en los simuladores y los que se registran en físico.

''Nuestro objetivo es construir deportivos que ofrezcan también un alto nivel de confort. Pero la experiencia típica Porsche es algo subjetivo e influenciada por el carácter de cada vehículo, y eso es algo que solo un ser humano puede mesurar''.

El futuro para este departamento es muy prometedor, con un incremento en el equipo técnico y la implementación de sistemas de Inteligencia Artificial que asistirán en las tareas de recogida de datos y simulación de situaciones para formar, como dice Kross, la ''orquesta perfecta''.

Porsche no es la única marca que hace uso de estas instalaciones, BMW abrió en 2010 un centro similar capaz de simular todo tipo de situaciones climáticas y variar cualquier parámetro a su voluntad, ya sea calor, frío, humedad o presión atmosférica. Y todo ello bajo el mismo techo.