Baterías de estado sólido: ¿cuál es el frente de batalla en 2024?

Las baterías de estado sólido son un tema recurrente a la hora de hablar del futuro del coche eléctrico. En SoyMotor.com hay más de un texto sobre las mismas, enumerando sus características y parabienes de cara a la industria del motor.

Como resumen: otorgan más autonomía, tienen una densidad energética mayor a la par que gozan de más ligereza y son, además, más seguras frente a incendios. Por el camino, deberían en teoría dejar de lado materiales geopolíticamente conflictivos como el cobalto y reducirse el precio del kilowatio hora por debajo de los 60 dólares —en 2023, este baremo se situaba en torno a 139 dólares por kilowatio hora—.

La razón principal de todo ello es la implementación de un electrolito sólido —cerámico— en lugar de uno líquido como en el caso de las baterías de iones de litio actualmente generalizadas en el sector. A priori, todo es ideal a la hora de su uso, pero todavía queda un largo recorrido para su generalización. Actualmente, existen varias batallas abiertas en el campo de las baterías de estado sólido, desde el tema de costes hasta el aspecto más puramente científico de los materiales.

En estas batallas no solamente toman parte nuevas empresas, sino grandes fabricantes que lo ven, quizá, como el verdadero futuro para su modelo de negocio. Toyota es una de ellas, en conjunción con la refinera Idemitsu Kosan. Ellos mismos han declarado que el mayor enfrentamiento a día de hoy es lograr mejorar la resistencia a largo plazo de las mismas, ya que continuos flujos de carga y descarga a altas potencias terminan por generar grietas en el electrolito que disminuyen en gran cuantía su capacidad.

Los nipones, no obstante, confían en poder comercializar esta tecnología en algún momento de 2027 o 2028 con rangos de autonomía que se acercarían a los 1.200 kilómetros con tiempos de recarga de apenas 20 minutos para un millar de kilómetros.

Otra de las empresas que golpea fuerte en la investigación de baterías de estado sólido es la estadounidense QuantumScape. Ellos afirman que el problema de las grietas en el electrolito lo solucionan al adicionar una cantidad ''algo mayor'' de litio que en las actuales. Sus experimentos muestran que las baterías todavía preservan el 95% de su capacidad tras 1.000 ciclos de uso, lo que correspondería a cerca de 500.000 kilómetros recorridos. Asimismo, también comentan que logran acatar el problema de las dendritas entre los polos —un contratiempo también recurrente en las actuales baterías—.

QuantumScape recibe el apoyo económico del Grupo Volkswagen, mientras que otra compañía americana, Solid Power, tiene la confianza de Ford y BMW, con una inversión de estas últimas de 700 millones de euros hasta el momento.

Pero ¿cuándo será el momento de ver vehículos funcionales y reales con este tipo de baterías? Nissan espera que ello ocurra en 2028, mientras que Honda por su parte apunta también a 2029 para la llegada de sus unidades. No obstante, algunos analistas expertos en movilidad eléctrica son algo más escépticos y, aunque confían en que para aquellos años ya se pueda ver algún automóvil con batería de estado sólido, este será rematadamente exclusivo.

No será pues hasta los primeros años de la próxima década cuando comencemos a ver la introducción de esta tecnología en el mercado global, y todavía en el segmento más premium, remarcando que esto será más una ''transición que un cambio repentino''.