Anticongelantes: tipos y consejos

No descubrimos nada nuevo al decir que es muy necesaria la existencia de un sistema de refrigeración en la mecánica de los motores de combustión interna. Si éste no estuviera, las altas temperaturas que se generan en la fase de la explosión podrían llegar a fundir directamente la culata, entre otras averías indeseables.

De por sí, este sistema incorpora un líquido refrigerante anticorrosivo, tratado para que su punto de ebullición sea más elevado y poder así ejercer de manera óptima su función en todo el rango de temperaturas del motor –normalmente a unos 90 grados centígrados–. Está tratado también para que no genere óxidos, algo importante también.

No obstante, en ciertos lugares donde el frío tiene más presencia se hace necesario un aditivo que, a su vez, reduzca el punto de congelación del refrigerante más allá de los 0 grados centígrados, ya que si se congela, el líquido no circula, el volumen de éste aumenta y el desastre para la mecánica puede ser mayúsculo.

Es ahí donde entra en acción el anticongelante. Este aditivo se compone principalmente de agua desmineralizada –para evitar la susodicha corrosión– y una concentración concreta de etilenglicol, el componente que realiza la acción propiamente dicha. Esta proporción varía, lo que nos ofrece una variedad de cinco tipos de anticongelante diferenciados según el color.

Se empieza por el naranja, con una concentración del 10% de etilenglicol y que permite un rango de uso de entre -4 y 102 grados centígrados. Así, la escala sube de 10 en 10% hasta llegar al fucsia con un porcentaje del 50%, que permite un rango de uso de entre -36 hasta 135 grados centígrados.

Se puede llegar a pensar que, a la hora de renovar uno mismo este apartado del motor, ''caballo grande, ande o no ande'', pero no es así. La clasificación por colores no representa una mayor calidad debido a su mayor rango de uso. Cada fabricante marca en el libro del vehículo y en el vaso de expansión del sistema el anticongelante óptimo para cada mecánica.

Ello es crucial, ya que la firma nos otorgará el motor con todos los elementos listos para rodar y es muy importante no mezclar anticongelantes de distinto tipo cuando sea el momento de renovarlo.

¿En qué momento podemos considerar un recambio? Lo cierto es que este elemento tiende a evaporarse por el simple uso del sistema. En algunos casos se pierden hasta 250 mililitros entre etapas de mantenimiento. Si la pérdida es más grave, es muy posible que tengamos algún fallo en la junta de culata, por tanto, hay que acudir a nuestro taller mecánico lo más pronto posible.

Como última aclaración, no hay que preocuparse si no se rellena con la misma marca usada por el fabricante del coche, pues la composición no difiere casi entre la competencia. De nuevo hay que reseñar que lo verdaderamente importante es no mezclar anticongelantes de distinto tipo, es decir, de diferente concentración.