Nasser Al-Attiyah, el jeque de las dunas

Lo de 'jeque' le viene a las mil maravillas. Tiene ese tratamiento en su Catar natal, no en vano es primo del príncipe emir y para él, las dunas y la arena son su elemento, aunque diga que "las dunas de Sudamérica son un tanto peculiares".

Siempre se ha dicho que el Dakar no lo gana el más rápido, sino el que menos se para. Y Nasser y su Toyota Hilux han resultado tan rápidos como fiables. Puede discutirse si Nasser ha sido el más rápido o no porque Sébastien Loeb, Carlos Sainz o Stéphane Peterhansel han sabido ser más rápidos en alguna etapa, pero desde luego ha sido el que menos se ha parado. O mejor, dicho, no ha tenido que pararse.

Antes de la salida había un cierto morbo. ¿El recorrido peruano, estaba hecho a la medida de los buggies o a la de Nasser Al-Attiyah? Lo cierto es que Nasser ha hecho valer su pericia y entreno en la arena por encima de cualquier otra cosa para adjudicarse su tercer Dakar.

En 2011 ganó con Volkswagen; en 2015, con Mini, y en 2019, con Toyota. Si sigue la serie, le tocaría ganar en 2023… y quizás con una marca china o con un eléctrico, ¡quién sabe!

Nasser es un personaje curioso. Atacante nato, seguro de sí mismo. Luchador nato, de los que siempre quieren ganar. Recuerdo que en 2010, el año de la primera victoria de Sainz, ambos eran compañeros de equipo y las posiciones estaban muy cerradas con el madrileño líder. Sainz me comentó que aunque Nasser había asegurado que respetaría las órdenes de equipo, él lo vigilaba de cerca porque no se fiaba, sabía que el catarí también quería su primera victoria y que aprovecharía la menor oportunidad y no era para menos; Carlos ganó con poco más de dos segundos de ventaja sobre Nasser y tres por delante de Giniel de Villiers en el Dakar más apretado de la historia.

Nasser es deportista polifacético. Igual que Jackie Stewart, destacó en el tiro al plato, llegando a conseguir medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres, la quinta de los seis Juegos Olímpicos en los que participado, pero se le conoce sobre todo por sus éxitos internacionales en rallies y rallies TT, así como por aportar junto a él el patrocinio de Catar, del que durante años se beneficiaron por ejemplo Citroën y Ford, y en este sentido no ha dudado también en apoyar a algún piloto en el Dakar: Albert Llovera puede dar fe de ello y también Philippe Croizon, el piloto francés que en 2017 logró acabar el Dakar, pese a sufrir amputaciones en sus cuatro extremidades. Y también Jesús Calleja, en este caso devolución de un favor que Jesús le hizo en 2017 al remolcarlo.

Nasser ha sido campeón del mundo de rallies en las categorías de Producción y lo que ahora es WRC2 –en esta caso, dos veces– y ha disputado numerosas pruebas en WRC, la categoría reina, –un cuarto en Portugal 2012 con Citroën y tres quintos en 2013 con Ford son su palmarés–; además de ser habitual en el Campeonato de Oriente Medio.

Actualmente está centrado casi exclusivamente en los raids. Su primer Dakar fue en 2004 y ya acabó décimo. Desde entonces lleva tres victorias, tres segundos puestos y uno tercero, y lleva ganado 32 etapas. Sus dotes y sus apoyos le han permitido ir buscando siempre el coche más adecuado: del Mitsubishi inicial como privado al Toyota de su tercera victoria, pasando por BMW, Volkswagen y los Mini de X-Raid. Curiosidad de su segunda victoria en 2015: los Mini oficiales iban patrocinados por Monster y el suyo, teóricamente privado o cliente, llevaba los colores de Red Bull, haciéndose con la victoria.

Como curiosidad: ha disputado una prueba del Mundial de Turismos. Cuando el WTCC corrió en 2015 en Catar, no dudó en procurarse uno de los Chevrolet Cruze del equipo de Adrián Campos.