La clasificación de la vergüenza

La de hoy en Sochi ha sido una clasificación táctica, casi de vergüenza. No culpo ni a los pilotos ni a los equipos, porque ellos juegan según unas reglas y tienen la obligación de aprovecharlas a su favor al máximo.

Está claro que las reglas son erróneas. Son muy complicadas de conocer y comprender para la mayoría de espectadores. En ocasiones, los duelos en pista que quiere ver el aficionado quedan sustituido por duelos a distancia, carreras casi a contrarreloj muy difíciles de leer, de entender.

Esto es fruto de la inoperancia de los redactores de la normativa, de las manos atadas que a veces tienen y de la dictadura del ‘ingenierado’.

La Fórmula 1 se ha valido de artificios para intentar ofrecer el espectáculo que la tecnología niega. El DRS por una parte. Pirelli por otra, con unos compuestos que buscan variedad estratégica para mantener una cierta incertidumbre. El obligar a los diez coches de la Q3 a salir con las gomas usadas de la Q2… Un pequeño 'jóker' para que tengan que parar pronto, que los que estén fuera de las mejores posiciones tengan la posibilidad de ganar posiciones. Pero eso es lo que no se ha conseguido en las dos últimas temporadas, porque las gomas blandas duran mucho más de lo que sería deseable para este fin.

Es cierto: los Red Bull han renunciado a la Q2 simplemente para ahorrar neumáticos, para tener juegos frescos. Estaban sancionados con empezar a la cola del pelotón, así que marcar un crono era inútil.

Lo mismo le ha pasado a Pierre Gasly con su Toro Rosso-Honda que, tras estrenar un motor evolucionado, hoy ha vuelto a la versión anterior.

Pero el caso de Renault es el que más sorprende a los aficionados. Responde a esa máxima que dice que es mejor salir undécimo con los neumáticos que quieras que décimo con las gomas de la Q2, un argumento que a menudo es esgrimido como escusa por los pilotos.

No me gusta ni lo uno ni lo otro. Quizá sea hora de que cambien las clasificaciones y las penalizaciones en forma de posiciones de parrilla.

¡Hagan algo, por favor! Aunque, bien mirado, quizá mejor no hagan nada. No sea que todo se estropee aún más.