Los pianos de Imola, fuente de preocupación

En las carreras anteriores, ha sido habitual que los pilotos evitaran los pianos y que los ingenieros dieran consejos desde el muro de boxes para que los pilotos procurasen no pasar por encima de ellos.

Los coches actuales, para sacar el mayor partido posible al efecto suelo, intentan ir lo más bajo posible y, además, tienen unas suspensiones más rígidas. Estas dos características hacen que el choque con los pianos sea mucho más violento y las posibilidades de saltar mucho mayores que en 2021.

No sólo preocupa la fiabilidad de algunos elementos, sino también que el fondo plano queda dañado. Pero, sobre todo, hay que tener cuidado con la pérdida elevada y repentina de carga aerodinámica, que se producirá cuando el coche salte sobre los pianos.

Antes de ir a Imola, Pierre Gasly ya había manifestado su preocupación sobre si podrían aprovechar los pianos. Sobre todo, porque el hacerlo es vital para marcar los mejores cronos, especialmente en las chicanes.

Y es que Imola, un circuito de la ‘vieja escuela’ tiene unos pianos particularmente agresivos, que pasarán factura. La ecuación entre la puesta a punto más eficaz del coche en este trazado y las exigencias de los pianos será uno de los factores a tener en cuenta. Si levantas y ablandas el coche pensando en los pianos, pierdes eficacia, pero si mantienes la cota del coche baja y las suspensiones duras, el piloto se verá obligado a respetar los pianos o arriesgarse a ser víctima de la cólera de estos.

Y seguro que habrá que evitar que un rival ‘te acompañe gentilmente fuera de la pista’, como sucedió el pasado año entre Max Verstappen y Lewis Hamilton; entonces el británico no sufrió daños de importancia en su W12, pero con el coche de 2022 seguro que las secuelas hubieran sido importantes.