Las estadísticas o por qué llaman 'templo de la velocidad' a Monza

Con este crono de la Pole, superó los 263,558 kilómetros/hora de Kimi Räikkönen en 2018, que Charles Leclerc no pudo batir en 2019 al quedarse en 262,964 kilómetros/hora.

Fueron dos temporadas en la que los Ferrari disfrutaron no sólo de un motor muy potente –ventaja perdida tras una directiva FIA después del Gran Premio de Italia de 2019– y una resistencia al aire favorable, que tampoco tienen ahora, aunque los dos aspectos hayan mejorado tras el 'fiasco' del motor anémico y los problemas de resistencia al aire del año pasado.

Éstas han sido las tres Poles más rápidas de la historia de la Fórmula 1, dejando atrás la de Rubens Barrichello, también con Ferrari, en el ya lejano 2004, en el que el brasileño la consiguió a 260,395 kilómetros/hora.

Curioso. Este año, 2004, Juan Pablo Montoya logró una vuelta aún más rápida en clasificación, al bajar del 1'20'' en Monza –Barrichello se quedó a milésimas de segundo, 1'20''089, de hacerlo– pero fue en la Q1 y el colombiano no pudo ni acercarse a aquel tiempo en la Q2.

'Juancho' dijo que en la Q1 pudo aprovecharlo todo. Consiguió mantener gas a fondo durante el 80% de la vuelta y aprovechó el rebufo para marcar 1'19''525, lo que significa un promedio de 261,44 kilómetros/hora. Por supuesto, con una carga aerodinámica muy baja y no poca audacia, aprovechando los últimos milímetros del asafalto y sobre todo cortando las chicanes por los pianos.

Precisamente en 2004 nada menos que cuatro pilotos bajaron de 1'20'' en la Q1, pero en la Q2 ni se acercaron a repetirlo. Las diferencias fueron notables debido a que en la manga definitiva no pudieron aprovechar rebufos.

Que los 260 kilómetros/hora de promedio caerían en Monza era algo que todos tenían muy claro desde… ¡1985! Aquel año Keke Rosberg logró la Pole con un Williams-Honda a 259,005 kilómetros/hora. Un récord que quedará vigente durante 17 años; no fue hasta 2002 cuando Montoya logró mejorar la plusmarca de Keke, con un promedio de 259,828 kilómetros/hora.

Si pasó tal intervalo de tiempo entre los récord de Keke y Montoya fue por un doble motivo. De una parte, el reglamento de la F1, a través del que la FIA intenta mantener a raya las prestaciones de los F1.

Por el contrario, la velocidad punta más elevada de un F1 no ha sido en Monza. En 2016 le arrebató la primacía Bakú. Un circuito urbano, sí, pero con una recta de 2,1 kilómetros y una zona de DRS muy larga; entre esto y la aspiraciones, Valtteri Bottas logró alcanzar los 378 kilómetros/hora con el Williams gracias al rebufo que le dio Max Verstappen.

Esta impresionante velocidad es clave para entender la razón por la que en Paul Ricard se ha 'cortado' la famosa recta de Mistral.

Bottas superó así el récord de Juan Pablo Montoya en 2005: 372,5 kilómetros/hora con el Williams BMW… quien a su vez pulverizó el que Marc Gené ha había logrado dos años antes, en 2003, cuando le llamaron el sábado urgentemente para sustituir a Ralf Schumacher: 268,8 kilómetros/hora.

Y esto se nota asimismo en el promedio de carerra. Los ocho Grandes Premios más rápidos de la historia se han logrado aquí. De los diez Grandes Premios más rápidos, nueve; de los 20, nada menos que 18, y entre los 30 mejores, nada menos que 26.

El récord lo sigue ostentando Michael Schumacher por ganar en 2003 a 247,586 kilómetros/hora. Un récord nada fácil de batir porque requiere una carrera 'limpia', sin banderas y, por supuesto, sin coches de seguridad físicos o virtuales.

Charles Leclerc en 2019 no quedó muy lejos: 243,941 kilómetros/hora y tampoco Lewis Hamilton en 2017 –243,627 kilómetros/hora–… pero ambos fueron inferiores al promedio de cuatro Grandes Premios en Monza en la primera mitad de la década del 2000.

Tremendas velocidades pese a la Variante Retiffilo, tantas veces modifcada, la Variante Roggia y la Variante Ascari, antes de la recta opuesta –también llamada central–. Es cierto, Spa y Silverstone han estado muy lejos, incluso en alguna época le han discutido la primacía… pero al final Monza siempre ha acabado mandando.