Menudo veranito de rumores que nos espera; eso pasa por parar las carreras. Empieza la giliseason

Nunca se ha visto a los Reyes Magos en bañador y chancletas pero en plena canícula, es obvio que en el lejano oriente del que vienen de manera habitual deben haberse dejado sus ricos mantos de terciopelo so pena de que quieran que les dé un golpe de calor. En sus reales mochilas de playa nos han dejado unos pocos juguetes informativos con los que matar el tostonazo que es no tener carreras en un mes, y los chismorreos apuntan a que el mercadeo de fichajes en todos los campos parece la montaña rusa de Port Aventura. 

Lo gordo y más vistoso viene teñido de rojo con ese rumor del que el prota, Alonso, responde cuando se le pregunta con un escueto "sin comentarios". El rumor disparado por el Bild germano apunta a que ALO tiene tal cabreo con su gente que su mállaner ha ofrecido sus servicios a Red Bull. Su coche no corre y el asturiano atiza por vez primera a su escudería, con la que vivía un matrimonio compacto y sin fisuras. Es más, señala con su dedo acusador al personal de aerodinámica poniendo nombre y apellidos a los responsables de sus desdichas, algo muy raro proveniente de un hombre muy conocido por ser un magnífico creador de equipo a su alrededor. 

Ahora, la multiplicación exponencial de medios digitales hacen del misterio y los secretos un verdadero arte propio de mentalistas como Anthony Blake

Stefano Domenicali, en el ojo del huracán, afirma que esto de los chismorreos viene en el sueldo y que cada año los hay y de todo tipo. Y tiene razón. El problema es distinguir los que son reales, los que son falsos y los que aunque sean tan ciertos como los impuestos, no acaben en ninguna parte y ayuden a crear marasmo y follonaco de fondo.

Que si Alonso está caliente porque Ferrari ha negociado a sus espaldas con Vettel para que llegue en 2015. Que si en Maranello, en la previsión de que su primer espada se les pire han contactado con Iceman para que le sustituya en el peor de los casos y le ofrecen más pastuqui que los de Red Bull para que acompañe a Frigodedo en 2014. Que si Vettel y Horner se escupen a la cara cuando se cruzan por los pasillos. Que si el representante de Button ha visitado a los de azul porque no está contento con su coche. Que si Papuchi Hamilton ha sido visto en Maranello. Que Paul di Resta podría sustituir a Felipe Massa. Que si ese asiento también se lo han ofrecido a Button. Que si... El único que parece contento en todo este jaleo es Hamilton, que afirma sin pudor que cuando firmó con Mercedes sospechaba que esta temporada no iba a ganar ni una sola carrera, y de momento, lleva una. Esto no es un rumor; lo dice él mismo. No se sabe si es el más listo de la clase, pero desde luego, si que parece el más feliz de todos, tanto que le dedicó su victoria a su chica, la cantaora Nicole Scherzinger con la que ha partido peras hace poco; poco alivia sus pulsiones la morenaca Rihanna. Echa de menos a la que fue su chica durante cinco años, la quiere.

Antes, los que tomaban decisiones, se sentaban, negociaban, de vez en cuando respondían a algún moscón de la canallesca y asunto resuelto. El problema llega ahora a través de la Tarifa Plana. Los departamentos de comunicación vieron una oportunidad de oro al descubrir las redes sociales, pero gracias, o por culpa de ellas, en cada una de las reuniones que se mantienen al más alto nivel entre los verdaderos protagonistas, parece que nos estemos sentando a su lado, como en un partido de tenis, y tuiteándolo todo.

Hace tan solo una década costaba verdadero trabajo dar con información pública -nada de temas más o menos confidenciales- tras una ristra interminable de llamadas, envío de faxes o dejándote los ojos ante pantallas monocromas donde con fondo negro, letras de color blanco te iban soltando en plan teletipo y texto pelao frases telegráficas con las cosas que se veían en las pistas... y poco más. Ahora, la multiplicación exponencial de medios digitales hacen del misterio y los secretos un verdadero arte propio de mentalistas como Anthony Blake. Ya apenas hay secretos. Si quieres que nadie se entere, cierra tus negociaciones metido en la cámara acorazada de un banco, un batiscafo con los restos de Titanic como testigo, o cómprate un billete para la Estación Espacial Orbital, que allí no hay 3G.

La F1 se ha vuelto más intensa y, al igual que se abre una puerta para cibervender su figura, los compradores digitales ahora meten la cuchara

Ahora cualquier cani con un Samsung de oferta tiene de manera instantánea el 90% de la información que maneja un plumilla enviado especial a los circuitos. Lo peor no es esto –o lo mejor– sino que puede hablar, opinar, cotillear, criticar e incluso poner un email al mismísimo Stefano Domenicali y acordarse literariamente de sus ancestros si no le ha gustado alguna jugada del último gepé. La F1 se ha vuelto más intensa y, al igual que se abre una puerta para cibervender su figura, los compradores digitales ahora meten la cuchara. Esto no es malo; lo malo es que a los patrocinadores les asusta el ruido y es algo que no se puede controlar, y ante el descontrol, la rigidez informativa, el misterio y amarrar bajo fuertes contratos de confidencialidad hasta el saludo mañanero cuando te cruzas con alguien por el paddock. Hasta esto va a haber que encriptar. 

Hace poco, todos los factotums de la F1 buscaban la manera de acercar un poco más a los fans y seguidores al deporte. Gracias a las redes sociales, no es que los hayan acercado; es que los tienen encima... y hay quien se duele de ello. 

En cuanto a los últimos rumores, habrá más estas semanas, aunque no hay pistas fiables acerca de cuáles acabarán haciéndose realidad o no. Virutas, con el finiquito que ha pillao en su último curro contrató en secreto a un detective expertos en misterios, casos sin explicación en verdaderos Expedientes X. El Agente Mulder hace bolos entre las grabaciones de Californication y encontró un hueco para investigar para nosotros durante la carrera de Hungría. Su informe nos ha llegado por email y en él dice:

"La verdad está ahí fuera. Solo tienes que encontrar su URL y descargártela". De vuelta le hemos dicho que la URL del dinero de la factura la tiene que encontrar él.