A la venta un Lincoln Continental de 1963 idéntico al de Kennedy

El modelo original, fabricado por Ford y que estuvo en servicio hasta el año 1977, se encuentra en el museo Henry Ford en Dearborn, Michigan, y ya no guarda el aspecto exacto que tenía ese fatídico día, ya que recibió numerosas modificaciones tanto en seguridad como interiores, y sobre todo eliminando la idea del descapotable en un coche presidencial. De modo que el coche en el que Kennedy fue asesinado, no existe. Salvo por la existencia de esta cuidadísima réplica.

El convertible tiene una distancia entre ejes alargada respecto del Continental original, y un parachoques trasero con pequeñas plataformas  y asas para los guardaespaldas. El modelo también ha sido equipado con los sellos presidenciales, banderas de desfile y distintivos de Hess & Eisenhardt. La atención al detalle va incluso más allá, ya que la lista indica que el modelo tiene 'los tapacubos Lincoln Premiere de 1957 correctos, que reemplazaron a los tapacubos Mark II que originalmente estaban en el X-100 cuando debutó en 1961'.

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El interior es impecable y cuenta con tapicería de dos tonos y adornos de madera. Una ancha bancada delantera queda justo delante del pilar B, mientras que tras ella hay dos pequeños asientos y luego otra gran bancada en la que ese 22 de noviembre iban sentados Kennedy a la derecha y su mujer Jackie a la izquierda. 

El motor es un V8 de 7.0 litros conectado a una transmisión automática de tres velocidades que envía la potencia a las ruedas traseras. El vendedor indica que el automóvil donante ha recibido una gran cantidad de trabajos de restauración mecánica y estética y que recientemente se presentó en una exhibición de automóviles presidenciales de todo el mundo, con admiración general por el gran trabajo de recreación.

Quizás por ello, el precio de venta está fijado en 125.000 dólares, unos 111.465 euros al cambio. Tengamos en cuenta que el coche original costó 200.000 dólares fabricarlo. Como curiosidad, nunca fue propiedad de los Estados Unidos, sino que Ford alquilaba el coche por 5.000 dólares anuales, pero retenía la propiedad, de ahí que esté ahora en su museo.

Tres disparos. Uno fallido, dos certeros en el objetivo: matar al presidente Kennedy. El coche iba a 55 kilómetros/hora cuando sonó el primero de ellos. Hasta el tercero no aceleró a fondo para abandonar cuanto antes Elm Street, camino de un hospital en que nada podría hacerse por la vida de Kennedy. No es el Lincoln Continental original, pero el precio de la historia no puede medirse en moneda de curso legal.