Cristóbal Rosaleny te lleva a Baréin 2014 en Vamos sobre Ruedas

El programa, presentado por Antonio Lobato, completo se podrá visualizar en cualquier momento repetido bajo demanda en la web de Movistar+, aunque de cualquier forma os dejamos a continuación un pequeño resumen de su contenido:

Es hora de montar en nuestra máquina del tiempo, pero esta vez el viaje será corto. Baréin aterrizó en el Mundial en 2004, pero el verdadero clásico, con permiso de Pedro de la Rosa y su vuelta rápida de 2005, fue el de 2014. Ha sido votada por los aficionados en más de una ocasión como la edición favorita de este GP en medio del desierto, y lo fue porque ahí empezó una lucha que duró tres años y se tradujo en mundiales para sus dos protagonistas: Lewis Hamilton y Nico Rosberg.

Aquel año, el gobierno de Baréin pidió a la FIA que la carrera se disputase de noche para celebrar los diez años del Gran Premio, y fue tan buena que desde entonces no ha vuelto a celebrarse de día.

La Pole fue de Rosberg, pero Hamilton salió mejor en parrilla. Y entonces pasó la magia: dos coches iguales, el de atrás con más ritmo, y con la necesidad de alzarse como líder del equipo uno sobre otro. Rosberg cargó contra su compañero, pero no iba a ser una tarea fácil. Allá donde Nico encontraba un hueco para adelantar, dejaba otro abierto para que Hamilton se rehiciese.

La estrategia favorecía a Rosberg, a priori. Safety Car. Neumático nuevo y blando para él, medio y usado para Hamilton. Pasó, sí, pero Hamilton fue un auténtico depredador, lo que no tenía en ritmo, lo tenía en agresividad.

El presidente de Mercedes envió varios mensajes a Toto Wolff para que sus pilotos dejasen inmediatamente de luchar. Afortunadamente, Wolff los desoyó. En el podio, todo se volvió más aséptico. Rosberg hizo de tripas corazón y, aunque en su orgullo quedaban las heridas de la derrota y un par de maniobras al límite de Hamilton, mostró su cara más feliz y respetuosa. No sabía que era tan sólo el principio de su 'Via Crucis'.

Rosberg la describe como la batalla más dura de su carrera. Y como la derrota más difícil de digerir. Aun así, se fueron a jugar a rubgy. La partida duró otros tres años.