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Ferrari 250 GTO: nuevo récord al alcanzar los 60 millones de euros en subasta

Es la mayor cantidad que se ha pagado jamás por un automóvil
Esta unidad está considerada de unas de las mejores
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J. MARTÍN, R. BLANCAFORT
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01 Jun 2018 - 19:16

Un Ferrari 250 GTO de 1963 vuelve a romper con todos los registros. La unidad con chasis número 4153 GT se ha vendido por la nada despreciable cifra de 60 millones de euros, lo que lo convierte en el coche más caro de la historia.

El Ferrari 250 GTO –GTO por GT Omologato, es decir, matriculable– es uno de los modelos fabricados en Maranello más famosos de la marca, pero también de la historia del automóvil. Entre 1962 y 1964 se fabricaron únicamente 39 ejemplares, todos ellos destinados a competición y equipados con motor V12 de 3.0 litros de 300 caballos, alimentado por seis carburadores Weber 38 DCN de doble cuerpo. Lo ganó casi todo en su momento y fue capaz de labrarse una imagen de máquina imbatible que lo ha convertido actualmente en el coche más codiciado del mundo.

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© Ultimatecarpage.com

Este Ferrari 250 GTO de 1963 ha vuelto a batir el récord del precio más alto pagado por un coche en una subasta. David McNail, CEO de Weather Tech, ha pagado 70 millones de dólares –60 millones de euros aproximadamente según el tipo de cambio–. La unidad en cuestión es el chasis número 4153 GT, pintado en los poco habituales colores plata con una franja amarilla, y considerado uno de las mejores unidades que se conservan de este preciado automóvil.

El coche ha sido completamente restaurado por DK Engineering en los 90 y tiene certificado de Ferrari Classiche. 

Un modelo que ya ha batido récords en otras ocasiones, pues en el año 2013 se vendió una unidad por 52 millones de dólares –44.550.000 de euros– y posteriormente, en el año 2016, se volvió a superar esa cifra al subastarse otra unidad totalmente diferente por 56,4 millones de dólares –48.325.000 de euros–. Además, en el mes de abril de 2018 surgió un rumor sobre una unidad española –chasis número 5111 GT–, propiedad del empresario José María Aristrain, se compró por otros 52 millones de dólares.

Puede parecer una locura, pero algunos grandes clásicos son casi un 'valor refugio'. Según el historiarios de Ferrari, Marcel Massini, se estima que en cuatro o cinco años, el precio de un buen GTO puede alcanzar los 100 millones de dólares. Sin duda, el mercado de los coches clásicos se ha convertido claramente en una ‘inversión burbuja’, sobre todo si es un modelo del Cavallino Rampante. De hecho, entre los coleccionistas que possen un GTO se encuentran Nick Mason –piloto de automovilismo y batería de los Pink Floyd–, Lance Stroll o Ralph Lauren.

La unidad en cuestión es una de esas con un palmarés encomiable, un motivo que hace subir su valoración como la espuma. Se construyó en junio de 1963 y fue el famoso 'Holy Grey' por los colores que exigió su comprador original, el belga Pierre Dumay: gris plata con una franja transversal amarilla. Dumay lo hizo correr para la Ecurie Francorchamps y para el Equipe National Belge, incluidas las 24 Horas de Le Mans, donde acabó cuarto. En 1964 ganó el Tour de Francia con Lucien Bianchi y Georges Berger al volante mientras que en 1965 'sólo' compitió en 14 pruebas, entre las que se incluyen el Gran Premio de Angola, en África.

El coche lo compró después al suizo Pierre de Siebenthal por Gerard Delgado, un francés residente en Barcelona que corrió con él en algunas carreras en Montaña antes de venderlo a Eugenio Baturone en 1967, al que hizo de copiloto en algún rally.

Desde entonces y hasta 1969 el coche fue habitual en las carreras en cuesta catalanas, también en algunos rallies y circuitos urbanos. Paco Torredemer, gran amigo y socio de 'Geni', y Paco Josa e incluso José María Palomo también lo condujeron. Este GTO, uno de los 33 'Serie I' fabricados, fue 'español' durante casi cuatro años. Más adelante se fabricaron tres con una carrocería inspirada en el 250 LM y otros tres con motor de 3.5 litros.

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Eugenio vendió su Ferrari GTO a finales de 1969 y lo hizo –dicen– por 300.000 pesetas –unos 1.800 euros–. Por entonces era una cifra interesante porque todavía no se había dado el boom de los clásicos. Para el piloto era un paso necesario antes de afrontar la compra de una nueva montura. Esto era un hecho normal, ya que en esa época los coches de competición duraban mucho tiempo.

Fue entonces cuando el coche 'desapareció' hasta 1980, cuando lo adquirió el francés Henri Chambón, quien lo empleó para un serie de eventos históricos y competiciones de clásicos antes de que cambiará de nuevo de propietario en 1997, momento en el que entró a formar parte de la colección del suizo Nicolaus Springer.

Springer también lo usó para competiciones de clásicos y apareció en dos ocasiones en el Goodwood Revival, para venderlo más tarde, allá por el año 2000 a un alemán llamado Herr Grohe por 6,5 millones de dólares –5,5 millones de euros–. Tres años después, lo vendió a Christian Glaesel, que es quien ahora lo ha vendido. En 18 años, el Ferrari 250 GTO ha multiplicado su valor de forma descontrolada a tenor de esta cifra.

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DK Engineering, especialista británico en Ferrari, realizó una importante restauración en la década de los 90 y obtuvo el certificado Ferrari Classiche en 2012-2013. Uno de los miembros de la compañía, James Cottingham, dijo que "este es sin duda uno de los mejores 250 GTO en existencia en términos de historia y originalidad. Su competencia de época es muy buena. Ganó el Tour de Francia, que es un gran éxito, y fue cuarto en la general en Le Mans, que fue un mega resultado. Fue gestionado por Ecurie Francorchamps, que es uno de los equipos de Ferrari independientes más emblemáticos y famosos. Nunca ha tenido un gran accidente y es muy original".

Se cree que el Ferrari 250 GTO chasis 4153 GT, en manos de Glaesel, ha sido vendido a un coleccionista estadounidense. Pero no hay nada confirmado y es, por el momento, una especulación. Pero lo cierto es que existe una 'biografía' de esta unidad, publicada por Keith Bluemel.

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