Renault y las carreras de juguetes

Bienvenidos al circuito urbano del suelo de la habitación de un niño. Allí se juntan en cuanto pueden todos los vehículos que están por el lugar para ponerse a prueba, incluido un piloto que cuenta con un monoplaza fabricado con bloques. Pero en la primera carrera, la pérdida de una rueda y la ausencia de velocidad le hacen quedar el último.

Un póster de Renault, con el primer F1 de su historia que data de 1977, y el último de este año, dan una idea sublime al piloto de juguete: construir su propio RS18 para enfrentarse a sus rivales. Tras una noche en el garaje de un cajón de la mesita auxiliar, en la que seguramente rompió el toque de queda impuesto por la FIA, la obra está realizada.

Nueva carrera lista. Nuestro piloto se dispone a participar con su flamante monoplaza de color amarillo y negro, colores tradicionales de la marca francesa en el deporte. Por supuesto, no cabe duda de que con un Renault, las opciones crecen exponencialmente. Y efectivamente, tras algunos saltos, adelantamientos y enfrentamientos rueda a rueda, Renault se proclama oficialmente campeón del mundo del cuarto del niño, que irrumpe súbitamente y se lleva su mejor juguete con la cara sonriente del piloto. Por fin.

Y es que Renault, allá donde se lo propone y decide competir, acaba ganando. Siempre lo ha hecho y nunca dejará de hacerlo. La tradición de Renault Sport, de unas siglas que rezuman rendimiento, es la de la excelencia. Desde el cuarto de un niño a los mejores circuitos del planeta.