La polémica victoria de Dillon, aplaudida por su rival

Si esto hubiera sucedido en la F1 el 'Almirola de turno' hubiera clamado al cielo, lanzado improperios, ido a pedir explicaciones y quien sabe si con los puños preparados. Los aficionados hubieran clamado al cielo y el equipo pedido la descalificación del infractor… casi a perpetuidad. Y posiblemente los comisarios se hubieran erigido en protagonistas para hacer valer el peso de su ley y mostrar su autoridad.

Pero, ¡esto es NASCAR! Ya sé que decir que esta categoría es 'cosa de hombres' suena políticamente incorrecto o cuando menos trasnochado y machista, pero está claro que refleja la situación: pelea sin cuartel, donde casi todo está permitido. Si te cierran, te abres camino. Si te abres camino, intentarán cerrarte. Si no dejas paso, toquecito de advertencia, que aquí no hay 'Sentinel' como el Dakar.

El contacto forma parte de las esencias de estas carreras americanas y las melees son denominador común de estas rápidas carreras en ovales, durante las cuales estos pesados coches bastante menos potentes que un F1 superan los 320 km/h de promedio en sus mejores vueltas. Los oficiales de la NASCAR no son permisivos, las sanciones por conductas inapropiadas o antideportivas son duras, muy duras…. pero el contacto es parte esencial. Diría que entre F1 y NASCAR hay la misma diferencia que entre nuestro fútbol y el fútbol americano. Y no se puede juzgar un deporte con las reglas de otro. Igual que pienso que no todos los penaltis merecen tarjeta y mucho menos penalti y expulsión aunque sea el último jugador.

Almirola contra el muro tras el toque de Dillon

Carreras en las que el rival puede ser aliado momentáneo cuando se forman esos 'trenes' tan vistosos. El de delante hace de 'carenado aerodinámico' para los de detrás; el Cx conjunto mejora y la potencia 'ahorrada' por los coches de detrás sirve para 'empujar' al que va delante. ¡Todos ganan!.

Aric Almirola lo ha dicho de forma muy clara. "Austin no fue muy agresivo. Simplemente intentaba ganar las 500 millas como yo", dijo el que fuera piloto de Richard Petty y ahora está en Stewart-Haas.

El 'derrotado' dijo que intentó cerrarle la puerta, colocarse arriba. "Vi que llegaba muy deprisa, así que hice lo que tenía que hacer, bloquearle para intentar ganar. No iba a quedarme abajo y dejarle ganar la carrera, que me adelantara por arriba", para admitir que no estaba enfadado pero si "destrozado porque veía la victoria en mi mano. Pero también orgulloso. Estuvimos a media vuelta de ganar Daytona ¡y con el coche de reserva!".

Dillon también fue claro. "Podría haber frenado y regalarle la victoria. Pero ese no era el plan, no cuando hay un anillo de Daytona en juego".

Del golpe "sólo recuerdo que me dije que no iba a levantar. Y simplemente sucedió. Al notar el golpe sujete fuertemente el volante y me moví un poco… y mire el retrovisor hasta el final para ver si alguien me alcanzaba".

Quizás las cosas no hubieran sido tan fáciles en estos últimos metros si sus perseguidores inmediatos hubieran estado más cerca, pero Bubba Wallace y Denny Hamlin mantenían su duelo particular, rozándose, que necesito el photo-finish para ver que Wallace había pasado un par de cm. por delante de su rival… y que acabó con los dos en la valla. Pero quizás el toque anterior, justo en la última vuelta, que decidió la victoria, eclipsó esta segunda batalla.

Durante la carrera hubo muchos otros toques. Algunos de los grandes favoritos quedaron eliminados en ellos. No es fácil ir juntos, pegados, correr de tres en fondo muchas veces, a 300 km/h. El mínimo error de apreciación configura un toque. Y en ocasiones, un ligero movimiento en la cabeza, por 'efecto acordeón', provoca un toque detrás.

Es cierto. Desde el punto de vista europeo muchas pruebas NASCAR serían un coñazo de no ser por los accidentes, al menos en los ovales. Son muy tácticas: el juego es estar bien colocado para los giros finales… para no verse involucrado en las melees de los últimos giros y estar en buena posición en los 'restart'. Es, simplemente, otra cosa.

Esto es NASCAR. No lo juzguen con otra óptica.

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