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ALD Ecomotion 2017: El día que Alonso ganó con Honda

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Rafael Alonso
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05 Jun 2017 - 14:41

Cada año desde 2008, la compañía de renting y gestión de flotas de vehículos ALD Automotive organiza su Ecomotion Tour, una competición donde conductores no profesionales se ponen al volante de automóviles de producción en el mercado para buscar su máxima eficiencia y demostrar que es posible realizar un consumo medio inferior a la cifra de homologación del modelo. En su décima edición, ALD ha querido contar con SoyMotor.com para su prueba de conducción eficiente y nos ha invitado a participar en el ALD Ecomotion 2017 a los mandos del último modelo presentado por Honda, el Civic 2017.

Nuestra aventura comenzó el pasado jueves 1 de junio en las instalaciones de ALD Automotive en Majadahonda –Madrid–, cuando conocimos al que iba a ser nuestro compañero de viaje en esta aventura, Julio César Klein, manager de la división de ventas corporativas de automóviles de Honda.

 

EL COCHE

Para la edición de este año, Julio había optado por el nuevo Civic 2017 en su versión sedán de cuatro puertas y acabado Executive –el más alto de la gama–. Con su motor 1.5 VTEC de 182 caballos, el único disponible en esta carrocería, el propulsor de gasolina turboalimentado de cuatro cilindros en línea homologa un consumo combinado de 5,8 litros a los 100, pero nos ofrecería una respuesta frugal a bajas revoluciones, unido a un cambio manual de seis marchas que nos iba a exigir trabajar mucho con la palanca para evitar, en la medida de lo posible, la actuación del turbo.

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DÍA 1: COMIENZA LA AVENTURA

Ya a lomos de nuestra montura y con el dorsal número 13 de 26, comenzamos el itinerario de casi 166 kilómetros que la organización había definido para la primera jornada. Partimos de Majadahonda y, a través de carreteras de montaña de la Comunidad de Madrid y Ávila, nos dirigimos a nuestro primer destino, el hostal Posada del Infante en Arenas de San Pedro.

El mayor reto no era mantener una velocidad media de 66 kilómetros/hora para minimizar el consumo, sino soportar el infernal calor que nos envolvía en el interior del sedán japonés, ya que el aire acondicionado era un lujo que no nos podíamos permitir si queríamos restarle esas preciadas décimas al contador de consumos. La estrategia pasó por abrir las ventanillas y el techo solar, pero únicamente al atravesar poblaciones, cuando la velocidad era menor y esto no suponía un perjuicio aerodinámico.

Durante el primer tramo de nuestro tour tuvimos que afrontar un pequeño percance, pues al encarar la subida al Puerto de la Cruz Verde desde El Escorial, erramos en nuestro camino durante un par de kilómetros. Por fortuna, nos percatamos a tiempo y fuimos capaces de solventarlo sin desviarnos demasiado para regresar a la ruta establecida. Al retomar el trayecto, sufrimos la pérdida de algunas posiciones en la comitiva y unos preciados minutos. Más tarde, en las bajadas que precedieron a poblaciones como La Adrada, Piedralaves o Lanzahita, nos vimos obligados a exprimir un poco más el crono para recuperar el tiempo perdido, aún a costa de algo de consumo extra.

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Cuando llegamos a nuestra primera parada tras dos horas y media de lucha contra la manecilla del reloj y la aguja del nivel de combustible, el consumo se cifraba en 4,5 litros y, aunque habíamos logrado cotas incluso unas décimas inferiores, esta cifra nos obsesionó durante toda nuestra travesía como un objetivo anhelado, posible, pero difícil de alcanzar de nuevo.

Tras una breve parada de descanso y avituallamiento, retomamos el camino. En esta ocasión el destino era el hotel Vincci en el embalse de Valdecañas, Cáceres. Un trayecto de poco más de 74 kilómetros que cubrimos en unos escasos 60 minutos pero que, dada la buena aerodinámica del modelo japonés y la baja resistencia a la rodadura ofrecida por los neumáticos Michelin Primacy 3, nos permitió establecer la cifra de consumo en unos irreales 3,6 litros a los 100, muy favorecidos por el carácter descendente de la ruta vespertina.

A lo largo de toda la jornada nuestro Civic se comportó con nobleza, resultó confortable a pesar del intenso calor que nos acechaba dados los 35 grados en el exterior, que se multiplicaban dentro del coche con las ventanas cerradas. Por suerte, el color blanco de su carrocería jugo levemente a nuestro favor. Su comportamiento en los tramos de descenso en que pudimos circular a una mayor velocidad nos pareció muy dinámico y eficaz en curvas rápidas.

Al llegar al fin de la segundo tramo dejamos el coche bajo la consigna de la organización a la espera del inicio de la segunda jornada de travesía. Era el momento de descansar, reponer fuerzas, evaluar los errores cometidos y planificar el segundo asalto.

 

DIA 2: EL CAMINO DE REGRESO

A la mañana siguiente nos despertamos con la sensación de haber descansado poco, en parte por la tensión acumulada durante el día anterior y, en parte, por los nervios de hacer un buen papel en nuestra última oportunidad para demostrar las capacidades de la máquina y las propias.

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Tras un desayuno ligero y algunas comprobaciones del itinerario, iniciamos el tercer tramo del recorrido que nos llevaría de nuevo a la abulense Sierra de Gredos. La ruta comenzó con más de 30 kilómetros de autopista. La tentación de pisar el acelerador para mantener una velocidad de crucero cómoda era evidente, pero debíamos ser estrategas y no consumir más de la cuenta.

¿Cuál es la velocidad óptima para un mínimo consumo? Difícil decisión, nos esperaban 111 kilómetros de recorrido y debíamos ser conservadores. Por suerte, un camión se incorporó a la autopista justo delante de nosotros, por lo que la decisión era sencilla: pegados a su cola para beneficiarnos de su rebufo y sufrir una menor resistencia aerodinámica. Velocidad, la misma que nuestro caritativo compañero de viaje, sólo que con unos prudentes metros de seguridad.

Y así llegamos hasta nuestra salida, era el momento de regresar a las carreteras convencionales de Toledo y afrontar el ascenso a las montañas que el día anterior habíamos abandonado.

Velada, Lanzahíta y Piedralaves volvieron a cruzarse en nuestro camino. Pequeños municipios de apacibles gentes que, por segundo día consecutivo, vieron pasar una caravana de vehículos a velocidad prudente pero con una gestión del gas y el cambio poco habitual. Poco después llegamos al restaurante La Cabaña para una breve parada técnica en la que repusimos fuerzas para afrontar el último tramo de nuestra particular odisea, el regreso a Madrid.

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Desde La Adrada regresamos a la provincia de Ávila para comenzar una ruta de montaña que exigió de nosotros toda nuestra habilidad y capacidad de concentración. Grandes revueltas con importantes desniveles que nos obligaban a afrontar las curvas con una velocidad mayor de lo que sería habitual para después dejarnos a merced del motor y una delicada gestión del acelerador.

Cruzamos el río Alberche, el Becedas y el Cofio. Atravesamos Cebreros, Robledo de Chavela y Zarzalejo, e incluso erramos nuestra ruta de nuevo al pasar por el Hoyo de Pinares. Por suerte, las indicaciones de un paisano –aunque dubitativas y bastante lentas– nos pusieron en el buen camino, pero el tiempo perdido hizo que algunos compañeros de travesía con más prisa que nuestro equipo nos diesen alcance. Mantuvimos la posición durante la bajada a Fresnedillas de la Oliva, pero llegada la subida a La Cruz Verde por segunda vez, optamos por ceder el liderazgo del pelotón para evitar nuevos errores y minimizar el consumo.

Por último, sólo nos quedaba la bajada al Escorial donde finalizaría nuestra aventura, pero las ansias por llegar al destino en el plazo indicado nos llevaron a un exceso de entusiasmo con el que acariciamos los límites de nuestra pericia.

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Ya en la meta paramos, repostamos, y calculamos toscamente el resultado de nuestro consumo. Con una cifra final de 4,5 litros a los 100, habíamos rebajado en más de un 20% el consumo medio homologado por Honda para el Civic sedán de 4 puertas. Todo un éxito para el Honda y, por qué negarlo, también para SoyMotor.com, ya que se convirtió en la mejor cifra para un turismo con emisiones de CO2 superiores a 118 gramos/kilómetro y, más aún, nos otorgó la victoria en la clasificación general. Por una vez, un Alonso ganó con un Honda, aunque quien suscribe se llama Rafael y el Civic no monta el RA617H del McLaren MCL32… ¡por algo se empieza!

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El broche del ALD Ecomotion Tour llegará después de la propia prueba, porque la empresa de renting se comprometió a plantar 300 árboles en el Parque Regional del Guadarrama como compensación por los gases emitidos durante la carrera. Un gesto simbólico, pero también de pequeños gestos se construye el respeto al medio ambiente.

1 comentarios
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pbc1967
06 Jun 2017 - 00:54
Comment

Claro con el motor del civic seguro que llega ultimo en cada carrera pero llegaria, claro cuando haya terminado la premiacion y cerrado el circuito, pero no quedaria botado nunca.

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