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La primera carrera en Rusia: San Petersburgo - Strel'na en 1898

Fue la número 21 de la historia y participaron siete coches en un recorrido de 41 km.
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José Miguel Vinuesa
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06 Oct 2015 - 10:22

En los albores del automovilismo, cuando empezaron a aparecer coches y a las personas se les ocurrió que sería una buena idea hacer carreras con ellos, apenas había pruebas para ellos. La primera de ellas fue la legendaria Paris-Rouen de 1894. De ella se tomó el modelo a seguir en años venideros, es decir, carreras entre ciudades. Así, países como Francia e Italia sobre todo, pero también EEUU, Bélgica o Alemania, comenzaban a organizar este tipo de pruebas que aunaban la velocidad con la resistencia.

Sólo se habían disputado veinte de estas carreras, cuando el francés Louis Mazy, afincado en San Petersburgo, abrió su concesionario de 'Bicicletas y motores Clement, Gladiator y Phoebus'. Sólo había 12 coches registrados en la capital rusa: once Benz y un Delahaye. Hablamos del año 1898. 

Pero Mazy tuvo una visión aguda para promocionar su negocio: organizar una carrera, única manera de que el gran público pudiera tener acceso directo a las bondades de este reciente invento. Sería la número 21 de la historia. Para ello, poco después de abrir su concesionario, entabló conversaciones con la 'Sociedad para el Ciclismo' de San Petersburgo, y con la revista 'Samokat', que se publicaba semanalmente desde hacía cuatro años, con el fin de determinar las necesidades del evento, despertando el interés de los interlocutores. El único inconveniente es que el tiempo pasaba, y se acercaba ya el duro otoño ruso. 

Pese a ello, el impulso estaba dado. En el número 245/1898 de la revista 'Samokat' se publicó el siguiente anuncio: "El domingo 4 de Octubre de 1898, la 'Sociedad para el Ciclismo' organiza la primera carrera en Rusia para automóviles y vehículos motorizados entre la estación de Aleksandrovo del ferrocarril a Varsovia, a Strel’na, y volver".

Antes de seguir, hagamos algunas precisiones. Para empezar, la fecha está en el antiguo calendario ruso, que seguía el calendario Juliano con reminiscencias bizantinas, y no el calendario Gregoriano. De modo que la fecha, llevada al calendario usado en Europa, no sería la del 4 de Octubre, sino el día 16 de ese mismo mes. Había una desviación de 1 día cada 128 años, y en el siglo XIX era de 12 días. No sería hasta 1918 que Rusia adoptó el calendario Gregoriano.

Volviendo a nuestro asunto, el recorrido iba por tanto desde la estación de Aleksandrovo (hoy llamada Aleksandrovskaya) hasta la población de Strel’na, a la que se llega por la autopista Volhonskoe, y retornar a la estación de tren. En total, la distancia era de 39 'versts', que era la antigua medida rusa, con una equivalencia de 1 verst – 1'0668 km. Por lo tanto, 41’605 km.  Las reglas de la carrera, publicadas en el semanario, consistían, en resumen, en lo siguiente:

  • Todas las personas podían participar, fueran rusas o extranjeras (lo que abría internacionalmente el evento).
  • El canon de participación era de 3 rublos.
  • Los automóviles y vehículos motorizados no podían superar los 98'28 kilogramos.
  • Las inscripciones debían remitirse a la oficina de la Sociedad desde el 25 de Septiembre, hasta el 1 de Octubre.

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Belyaev, uno de los participantes

Sin embargo, surgieron los primeros problemas. En el Samokat nº 246/1898 se anunciaba que, debido a reparaciones en la carretera entre Aleksandrovo y Strelna, la carrera se transfería al 11 de Octubre (23 de Octubre para nosotros). El inconveniente de ese retraso era el riesgo climático. De hecho, el viernes previo a la carrera nevó en abundancia. Así, V.A.Mikhailov, que sería uno de los fundadores del Automóvil Club de San Petersburgo, recuerda en sus memorias: "Corría, bien a la oficina de la Sociedad, bien al agradable Mazy, con peticiones relativas a la cancelación de la carrera, y las probabilidades de que los motores corriesen con tal clima".

El día antes de la carrera, Mazy trató de llegar al Campo de Marte con su Clement, pero se quedó atrapado. Eran muchas las dudas sobre la carrera, pero la organización seguía adelante. Fueron catorce los inscritos en un principio, de los cuales solo siete aparecieron el día de la carrera. Cinco eran rusos: el Teniente V. I. Von Lode, S. A. Stepanov (mecánico del Príncipe P. A. Oldenburgskiy), Petr Belyaev, Schneiderov, y Lavrentiev. Dos eran franceses: el propio Louis Mazy, y Alfonce Merle, al que aquél había llamado a París para invitar a la competición. Seis de estos participantes llevaban el mismo coche: el triciclo Clement-De Dion, refrigerado por aire, y con 1'75 cv de potencia. El séptimo participante, Lavrentiev, en representación del concesionario de Carl Schpan, contaba con un Benz Velo de cuatro ruedas con carrocería phaeton, cuya potencia era de 6'5 cv, pero cuyo peso excedía notablemente las normas: 851'78 kilos. Se le permitió participar, pero fuera de concurso.

El tiempo el día de la carrera no era bueno, pero aún así, bastante público se concentró en la estación de Aleksandrovo, mientras se descargaban los vehículos de los participantes. Un periódico local narraba que "ha reunido a una multitud considerable, mirando con asombro e interés los desconocidos autos y a sus pilotos más o menos vestidos originalmente". Louis Mazy, además, condujo su automóvil justo en la plataforma del ferrocarril, para disgusto del guardia de la estación.

Reunidos en la zona de salida, estaban el director de la 'Sociedad para el Ciclismo', N. I. Gelmerson, su secretario V. V. Klimenko, pero también entusiastas del motor como Andrei Platonovich Nagel (fundaría tiempo después una importante revista de motor, “Automobile”), o el antes mencionado Mikhailov. La salida estaba prevista para las 10 de la mañana, mientras en Stel’na ya estaban los comisarios P. A. Orlovskiy, D. K. Rennenkampf y el doctor Verekundov, apostados junto a la bandera que marcaba la curva de retorno hacia San Petersburgo. Sin embargo, hubo un pequeño retraso, debido a un público difícil de controlar. El orden y hora de salida, previsto cada dos minutos, fue el siguiente:

  1. V. I. Von Lode, nº 1, Clement 1’75 cv., a las 10:08.
  2. Schneiderov, nº 2, Clement 1’75 cv., a las 10:13.
  3. S. A. Stepanov, nº 3, Clement 1’75 cv., a las 10:15.
  4. P. N. Belyaev, nº 4, Clement 1’75 cv., a las 10:17.
  5. Louis Mazy, nº 5, Clement 1’75 cv., a las 10:19.
  6. Alfonce Merle, nº 6, Clement 1’75 cv., a las 10:21.
  7. Lavrentiev, nº 7, Benz Velo 6’5 cv., a las 10:25.

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El Benz Velo como el que condujo Lavrentiev

¿Por qué el retraso entre el primer y el segundo participante? Von Lode tomó la salida, apretado en un traje de cuero, con sus gafas y guantes de piel, y escribió tiempo después Nagel: "Tomó la salida no muy mal. Pero, tras conducir apenas cien brazas, chocó contra un carruaje con la rueda izquierda. Vimos dos piernas, tres ruedas, y una nube de nieve en el aire. Este primer incidente pasó sin consecuencias para el conductor, pero el coche debió abandonar la carrera".

Al parecer, el caballo del carruaje se asustó e invadió la nevada carretera, provocando el accidente. A nadie se le había ocurrido cerrar la carretera. Lo sorprendente es que se tardó muy poco en evacuar la carretera, de modo que a los cinco minutos partió Schneiderov, y así sucesivamente hasta que no quedó ninguno en la salida, dirigiéndose el público hacia los buffets y cafés cercanos, a la espera de la vuelta de los corredores.

El primero en volver, para su disgusto, fue el instigador del evento, Louis Mazy. Pasados 45 minutos y apenas 13 kilómetros, su motor empezó a hacer ruidos extraños. En mitad del campo, sólo, sintió miedo, de modo que usando los pedales instalados en el vehículo, tomó el camino de vuelta a la salida, donde se entretuvo con Nagel haciendo un muñeco de nieve.

La carretera estaba impracticable, con entre ocho y trece centímetros de nieve en algunos lugares dadas las recientes nevadas, pero aquellos pioneros se enfrentaban a ella con valentía y un poco de insensatez. El primero en volver fue Piotr Nikolaevich Belyaev, que cubrió la distancia en 1 hora, 33 minutos y 36 segundos. Al llegar, comentó que la carretera era muy dura, y que había patinado con frecuencia en la nieve virgen, teniendo que hacer uso de los pedales en las subidas, dada la modesta potencia del motor. 

A los catorce minutos llegó Stepanov, que había adelantado antes de llegar a Strel’na a Schneiderov. Dos minutos tras él llegó Merle, pero como había salido seis minutos después, fue clasificado segundo. A las 12:17 llegó Schneiderov, pero el último en llegar fue Lavrentiev, tardando 2 horas y 11 minutos. Pese a ello, la prensa consideró que "con un peso tan elevado, y con sus delgados neumáticos sólidos, el resultado era respetable". La clasificación fue la siguiente:

  1. Belyaev, hora de llegada 11:50, 1 hora, 33 minutos y 36 segundos, a una media de 27’3 km/h.
  2. Merle, hora de llegada 12:06, 1 hora, 45 minutos y 36 segundos.
  3. Stepanov, hora de llegada 12:04, 1 hora, 49 minutos, 24 segundos.
  4. Schneiderov, hora de llegada 12:17, 2 horas y 4 minutos.
  5. Lavrentiev, fuera del tiempo permitido, no clasificado.

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Orlovskiy, en su crónica de la carrera para el semanario 'Samokat', remarcaba que "difícilmente un carruaje podrá galopar con una velocidad de 24'5 versts por hora desde Aleksandrovskaya a Strel’na, y volver. Incluso el piloto que acabó último en la distancia, logró hacer su carrera en un tiempo mejor que la velocidad máxima de un carruaje postal de dos caballos por 3'3 versts por hora". A su vez, Mikhailov estaba maravillado: "Los resultados son impresionantes no sólo para el público, sino también para los corredores mismos, que no podían esperar que los motores fueran tan bien en la nieve".

Rusia acababa de descubrir la maravilla que suponía el automóvil, Mazy logró una promoción inmejorable, y el interés por las carreras arraigó con fuerza en tierras rusas. A partir de ahí, florecieron numerosas competiciones, no sólo entre ciudades, sino también de velocidad pura como eran las carreras de un kilómetro en línea recta, las subidas de montaña. Rusia fue un verdadero hervidero de carreras en los años venideros, hasta el punto de que en 1913 y 1914 organizaron sus dos primeros Grandes Premios de automovilismo, ambos en San Petersburgo.

Tras ellos, y con la llegada de la Primera Guerra Mundial, el automovilismo de competición sufrió un largo parón en tierras rusas, que sólo con el paso del tiempo se fue recuperando tímidamente. No hubo más Grandes Premios, pese a que en 1983 estuvo a punto de concretarse un GP de Fórmula 1. Bernie lo quería en Moscú, como aún sigue añorando un monoplaza en mitad de la Plaza Roja. Pero no fructificó, y el GP tras el 'Telón de Acero' se celebró en Hungría.

Al final, tras pasar un siglo exacto, los Grandes Premios volvieron a suelo ruso el año pasado. Son otras las motivaciones, los intereses, y los objetivos. Pero en uno de los países pioneros para el automovilismo deportivo, quizás no sea tan extraño que tengan un Gran Premio.

2 comentarios
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08 Oct 2015 - 10:37
Felicidades al Sr. Vinuesa y a la web, me ha encantado el articulo.
06 Oct 2015 - 11:17
Gran artículo, rememorando las gestas de los pioneros del volante. Salu2
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