Los oueds son ríos secos, pero algunas veces bajan aguas turbulentas, como ayer en el Dakar

¿Llover en el desierto? Quién es capaz de imaginarlo. Pero algunas veces sucede. El Dakar ya lo vivió en África y volvió a vivirlo ayer. De hecho, la pasada semana ya había llovido en algunos lugares de la península saudí, sobre todo en la zona del Golfo.

Los participantes estaban avisados del pronóstico del tiempo, pero nadie pensaba que esto fuera a suceder. Y mucho menos que se pudiera morir ahogado en pleno desierto, aunque esto es lo que le ocurrió a una escritora.

Cuando se atraviesa el desierto es fácil encontrarse con un  un oued o cauce seco. En el Dakar, en ocasiones deben superarse varios y en ocasiones se circula kilómetros por el cauce.

Uno tiende a pensar que son cauces ancestrales, que allí no llueve. Pero lo hace. El problema de los ‘oueds’, como de los barrancos españoles, es que el agua que circula por ellos cuando llueve, no es sólo la cae en el lugar, sino que van recogiendo el agua de las montañas cercanas, de las zonas próximas. Y el final se junta una cantidad de agua mucho más importante de lo que se cree…. que se abre paso por el oued cada vez con mayor velocidad, fuerza y cantidad. 

Incluso puede llegar repentinamente a zonas donde no llueve… basta que lo haga unos kilómetros ‘aguas arriba’ del cauce. Es la situación más peligrosa, porque nadie se da cuenta hasta el último momento.

Sucede exactamente lo mismo que vemos por televisión en nuestros pueblos y cuidades al pasado de una DANA. El viejo cauce en el que muchas veces aparcan coches ve llegar de repente las aguas turbulentas, una riada, que arrasan con todo a su paso. Por eso, la DGT aconseja no cruzar una zona aparentemente inofensiva cuando llueve con cierta intensidad. 

Bueno, los oueds no tuvieron mucho que ver con la suspensión de la etapa, sino que la lluvia era tan intensa, diluvio en algunos momentos, que aconsejaba que no volaran los helicópteros.  Sin estos aparatos de control y de asistencia médica no se puede disputar la etapa. 

Eso sí, los estragos también se vivieron en el campamento, donde los barrizales que se hicieron obligaron a cambiar algunas ubicaciones y la sala de prensa se convirtió en un improvisado dormitorio para muchos, como sucede con los Palacios de Deportes aquí en casos de catástrofe.