Max Verstappen entra en el olimpo de los tetracampeones

No era ninguna sorpresa que Max Verstappen y Red Bull eran los claros favoritos para alzarse con los títulos en 2024. Después de un dominio histórico en 2023, en el que el neerlandés y el equipo de Milton Keynes completaron una temporada prácticamente perfecta donde gozaron de una superioridad histórica, sin un cambio de normativa, 2024 apuntaba a ser similar. Sin embargo, la realidad no ha sido así: Verstappen ha vuelto a demostrar que está un paso por delante, pero el RB20 no. 

El rendimiento del monoplaza empezó siendo el esperado y Verstappen se aprovechó de ello en Baréin y Yeda para lograr sus dos primeros triunfos de la temporada. En Australia, la situación cambió, el RB20 del neerlandés falló y este abandonó por primera vez desde el 2022. En ese momento de la temporada, esto pareció quedar como una simple anécdota y Verstappen se recuperó con otro doblete de victorias en Japón y China, donde también logró el triunfo en la carrera Sprint. 

Llegó Miami y, con él, un punto de inflexión en la temporada, pero no para Red Bull, sino para McLaren. En la carrera de desarrollo, el equipo papaya se sacó un 'as' bajo la manga y con las actualizaciones introducidas en Miami dieron un gran salto adelante que le permitió a Norris lograr el título. Esto solo fue un primer espejismo de lo que estaba por llegar. Las siguientes actualizaciones del McLaren volvieron a alzar al MCL38 hasta convertirlo en el mejor monoplaza de la parrilla y Norris se convertía en un posible candidato al título. Por el contrario, la novedades en Red Bull parecían no funcionar tan bien y Verstappen pasó de tener un idilio con su monoplaza a tener que luchar con él en cada carrera.

Verstappen ganó tres de las siguientes cuatro carreras, Imola, Canadá y Barcelona, pero su racha ganadora terminaría ahí. En verano se empezó a ver el verdadero potencial del McLaren y los problemas de Red Bull, que poco a poco se iba quedando descolgado en la carrera de desarrollo. Pero esto no solo era una batalla a dos: en Mónaco había ganado Leclerc, en Austria ganó Russell —aprovechándose del toque entre los dos favoritos, Verstappen y Norris—, en Silverstone ganó Hamilton, en Hungría se estrenó Piastri —una victoria muy controvertida que le impidió a Norris recortarle más puntos a Verstappen— y en Bélgica Hamilton volvió a ganar. Así, llegó el parón de verano y Verstappen llevaba cuatro grandes premios sin ganar, algo insólito en los últimos años e impensable al principio de temporada. Pese a ello, el neerlandés no fallaba. No tenía un monoplaza para luchar por la victoria, pero él seguía peleando por las posiciones de delante. Y lo más importante, seguía al frente del Mundial con una cómoda ventaja. 

Norris consiguió la victoria en Zandvoort, en casa de Verstappen, y avivó la lucha por el título: ¿serían capaces Norris y McLaren de plantarle cara a Verstappen? El Red Bull seguía con problemas y las actualizaciones no parecían mejorar la situación, mientras el McLaren gozaba de una gran competitividad. En las siguientes carreras, Norris continúo recortando puntos a Verstappen, quedó por delante de él en Italia, en Azerbaiyán, en Singapur, en la Sprint de Estados Unidos y en México. El neerlandés completó una racha de diez carreras sin ganar, pero ni eso le alejaba del título. Los puntos que le recortaba Norris eran pocos, insuficientes, para poder convertirse en una amenaza real. Norris y McLaren no pudieron, o no supieron, aprovechar su ventaja, todo lo contrario que Verstappen, que exprimió al máximo sus armas al máximo y rozó los límites para aferrarse a su cuarto Mundial.

Brasil parecía que iba a ser el peor gran premio en años para Verstappen, pero una vez más, demostró su talento y brilló. Bajo la lluvia de Interlagos, con una sanción por estrenar nueva unidad de potencia y tras una mala clasificación, remontó desde la 17º posición de parrilla para hacer historia y lograr la victoria, una victoria que le daba su primer 'match point' en Las Vegas, a falta de tres carreras para el final. En Las Vegas le bastaba con terminar por delante de Norris para lograr su cuarto título y, como era de esperar, no falló. La quinta posición le ha dado su cuarto título a falta de dos carreras, pese a todos los problemas con los que ha tenido que lidiar a lo largo del año.

Una vez más, Verstappen ha vuelto a escribir en letras de oro su nombre en el libro de historia del automovilismo. En 2021 deslumbró al mundo con su batalla con Hamilton y su primer título; en 2022 revalidó la corona con una gran temporada y en 2023 arrasó con 19 victorias de 22 posibles. 2024 ha sido muy diferente, ha sido el año de la resistencia y la resiliencia, el año de saber sufrir y sacar lo mejor de él en los peores momentos. 2024 es el año en el que Verstappen ha entrado en el olimpo de los tetracampeones.

La hazaña de Verstappen se cuenta por sí sola, pero es todavía más grande al echar un ojo al Mundial de Constructores, donde Red Bull ocupa la tercera posición, un claro reflejo de la situación que atraviesa el equipo austriaco, que hace meses que dejó de tener el mejor coche. Aquí también ha hecho historia el neerlandés, porque es el segundo Mundial que consigue sin que su equipo gane en Constructores algo muy insólito en la Fórmula 1.

Con este título, el neerlandés iguala los cuatro Mundiales que Vettel consiguió con Red Bull, también los cuatro títulos que forjaron la leyenda de Alain Prost. En el horizonte, las cinco coronas de Juan Manuel Fangio que tratará de igualar la próxima temporada. Y ya está a solo tres de los pilotos más laureados de la historia: Michael Schumacher y Lewis Hamilton.

Los número de Verstappen empiezan a dar miedo y, aunque ahora es momento de disfrutar del cuarto, si ha sido capaz de proclamarse campeón con este RB20, ¿qué no será capaz de hacer?